jueves, mayo 17, 2007

La boda




Andaba yo como loca con eso de preparar las cosas para irme el fin de semana mi rincón verde por definición y estaba absolutamente concentrada en que nada se me olvidara (a ver si con eso de las prisas una va a llegar a la boda sin zapatos y ya ves tu que gracia con lo divinos que son y lo mucho que me gustan!) así que entre que me volvía a probar el vestido por quinta vez, recogia todo tipo de maquillaje que pueda servir para adecentarse para el evento, buscaba desesperadamente algún tipo de abalorio que me pudiera poner (y eso ya es mucho pedir si tenemos en cuenta la mania que me dan los abalorios...) y buscaba desesperadamente la bolsa para meter todo , he empezado así, como quien no quiere la cosa, a tomar conciencia de toda esta historia y no precisamente porque a mi las bodas me provoquen algún tipo de pasión o emoción específica porque, las cosas como son, lo que normalmente me provocan es una mania visceral.
Ha sido más bien así, de repente ha sonado esa canción y Una se pone a recordar, y después de 15 años....anda que no hay cosas que recordar!

Cuando Blanca y yo nos conocimos éramos dos mocosas de ¿once años? ¿diez? que empezaban a fingir que no les interesaban las muñecas aunque cuando llegasen a casa las siguiesen buscando para jugar un rato antes de cenar. Nos conocimos uno de esos veranos de los buenos, de los que pasábamos 3 meses en el pueblo y nos dedicabamos a.... ¿a qué nos dedicábamos?...a todo imagino porque hasta donde recuerdo los dias eran eternos y los veranos interminables y volvías a Madrid llorando como una madalena cómo si el mundo se hubiese acabado por culpa de la vuelta al cole.

Recuerdos infinitos: las charlas que nos pegamos en los guijos por culpa de un libro que se ha convertido en el libro que nuestras hijas tienen que leer en la adolescencia (Un sexo llamado debil, por supuesto); la visita a una tia común que resulta que no es tia de ninguna de las dos y que nos descubrió que a ninguna de las dos nos gustaban los coquitos; la noche que empezó con Migue y todo lo que compartimos esa noche (en fin, sin comentarios); la noche que lo dejó con Migue y la noche que volvieron (con sus melocotoneros que resultaron ser manzanos y esa terapia radical con Silvia); el día que empapelamos Ciudad Universitaria con su foto; el primer reportaje que ví (y lo mona que sale mi niña por la tele comiendo torrijas!); el dia que me regaló a Lua después de un verano infernal (y eso si que no tiene precio); felicitarla el dia 28 en lugar del dia que sea su cumpleaños (tengo un problema con eso, de verdad!)... y las charlas, las fiestas, los bailes, las risas y el nos conocemos, vero, nos conocemos.... y si sigo no paro, claro, que ahora que lo pienso son muchos años, muchos veranos y muchos eventos....y mucho que aprender.

Para mi una boda es una boda, no deja de ser un rito que dos personas desean compartir para establecer una determinada situación. Pero no se trata de qué significa un rito para uno mismo sino de qué supone este rito para ellos, y para ellos es importante. Decía Blanca el dia que nos dijo que se casaba (con parte de esa vena esotérica que se resiste a perder XD) que después de un verano como el que hemos pasado se cierra un ciclo en su vida y se trata de comenzar uno nuevo. A mi lo que me alegra es haber estado en ese ciclo y empezar este nuevo ciclo con ellos y que no nos perdamos ninguno de esos ciclos que nos quedan por delante.

Así que la enhorabuena ya se la daré a ellos personalmente cuando estemos tranquilamente después del estres de vestir a la novia, ser testigos, tirar arroz, besuquear, hacer fotos, cenar, cantar, bailar...y todas esas cosas que se hacen en las bodas y tengamos un rato de paz para ponernos tiernas y decirnos lo mucho que nos queremos (ese momento suele llegar en la fase 3 de la borrachera y equivale a la exaltación de la amistad...) aunque es probable que eso y la exhibición de las fotos lo publique a la vuelta.

La canción es Su canción desde hace mil años, por supuesto. Y la foto ya sabeis....
Coño! que al final con tanta divagación se me olvidan los zapatos!

7 comentarios:

david dijo...

Ah. Ya. El día que te regaló a Lua.

Vale vale.

Anónimo dijo...

Ultimamente no haces nada más que ofender a David.

La verdad es que sí, que cantidad de veranos nso han dado!!!.

A mi me hace mucha ilusión que se casen, precisamente por que es lo que quieren y llevan espernadolo mucho tiempo. Aunque para el restos ea unt rauma.

XD

Anónimo dijo...

al final lloro.....

k foto más bonita, me acuerdo de cuándo la hicimos (bueno, la hizo deivi en navidades) y me pareció preciosa

tng los nervios a flor de piel y seguro k me dejo algo olvidado...esto de ir llevando las cosas al pueblo poco a poco para no olvidarme ninguna ha producido le efecto contrario: tengo la sensación de k me dejo algo o incluso peor, k no me cabe el vestido así k en cuanto llegue esta tarder me lo enfundo para trankilizarme

k emoción!!!

ROSA dijo...

De boda???? Y tu sin tus "Manolos"? No puede ser!
Me encantan las bodas. Me lo paso siempre bien.
Además, aprovecho para ver a mis 590813490 primos y acabar como farruquito (atropellando, no. Bailando).
Es como recuperar los momentos de infancia de veranito playero con tu familia.

Y ahora... me toca a mí...

Yayo Salva dijo...

He disfrutado mucho en las bodas de los amigos/as. Muchos recuerdos que se agolpan, caras casi olvidadas. Hubo un tiempo que tenía más amigos casados que solteros. Hoy tengo más separados o divorciados que casados. ¡Qué tiempos, éstos!

*V* dijo...

Bueno, la irascibilidad de David forma parte de su encanto, que le vamos a hacer XD
Bueno, traumático, traumático, no, la verdad....vamos a tomárnoslo cómo que se han pagado una comida y unas copas y punto XD
Mars, amor, una no dice que al final llora porque sino al final a todos se nos escapó alguna que otra lagrimilla ;*
jajajjaa...bueno Rosa, al final los "manolos" resultarón igual de dolorosos que divinos, pero bueno por algo dicen que para presumir hay que sufrir...y nada, si quieres bodas yo te presto unas cuantas que el viernes tengo otra....
La verdad Yayo es que si hay algo que tienen de estupendo las bodas es ese punto de encuentro y reencuentro, como poco, peculiar... :D

david dijo...

No era irascibilidad, era el dolor anónimo, transparente, inoloro y vacuo de los olvidados, los desaparecibles, los que ¿estuvieron aquel día? ¿qué más da, al fin y al cabo?, snif snif.

Las lágrimas son transparentes por algo :'<

:P

Gracias por mencionarme, en cualquier caso, aunque sea para confundir mis maltratados sentimientos.

(Pedorra)