domingo, julio 29, 2007

Tardes de verano






Me suele pasar que la morriña me invada los fines de semana de verano....bueno más bien los domingos. Y es que esa costumbre adquirida por unos cuantos de retrasar la Madurez despierta cierto pánico por el día en el que la necesidad aniquile las costumbres veraniegas que hemos adquirido tras años de entrenamiento y un dia de dentro de mil años nos veamos sentados en otros sitios diferentes de los que aún ahora, después de más años de los que pensamos, seguimos conservando y manteniendo conversaciones que, aunque nos hagan reir, no serán las mismas risas.


Es absolutamente infantil, lo sé, la norma vital es ser consciente de los cambios, asumirlos e intentar no aferrarte a las situaciones que sabes que van a cambiar, intentar asimilar las nuevas situaciones y pillarles el gusto. Pero, la verdad, Una es bastante felíz en líneas generales con su complejo de Peter Pan e intenta aplicarlo al extremo, como es normal.




La verdad, no se si me apetece que desaparezcan los sábados de piscina y cañas, los botellones (si, si, hago botellón ¿y? es consentido por los vecinos campestres inexistentes y luego recogemos los restos para dárselos al contenedor correspondiente) en las escaleras que nos llevan a hablar de cine, sexo, mitología o lo que surja porque, total, no tenemos ninguna prisa, no hay medios de transporte que coger salvo nuestras piernas y los horarios de los bares son flexibles o inexistentes. Las tardes de patatas fritas y cocacolas sentados al calor esperando que se nos ocurra un lugar más fresquito que invadir, los cafés y las cremas de orujo de después de comer contándonos mil historias de trabajos que no nos gustan o de anécdotas varias sobre todo lo poco que nos pueda pasar.... y sobre todo eso, las chorradas...Emilio contando cómo por problemas idiomáticos le puso un chicle masticado en la mano a una sorprendidísima camarera en Brujas. Miguel dejándo claro que siempre hay alguien que conoce mejor tu coche que tu... él. David contando, con esa forma tan propia de contar lo más cotidiano que le convierte en un ser imprescindible en cualquier reunión, su relación con sus compañeros de trabajo. Los oportunos apuntes de Diego en la historias ajenas. Los planes de futuro y los despellejes sentadas en una terraza con una parra infernal o simplemente poder disfrutar de esa sensación que te provocan las tardes de verano, con el olor a cloro todavía en el cuerpo, mientras dejas pasar el tiempo al lado de toda esa gente que ha hecho que en parte seas lo que eres, para bien y para mal.


Cuando casi quince años después de conocernos, Juan todavía nos hace sufrir a base de aguadillas y volteretas en la piscina, seguimos compitiendo en anchos de buceo, seguimos sentándonos por las noches alrededor de unos hielos y unos vasos para contarnos, al fresco, las chorradas más grandes que se nos ocurran y no nos cansamos de planear futuros imposibles, viajes impensables y vidas paralelas. Después de que todo eso permanece, en el fondo te queda la sensación de que es atemporal, de que siempre vamos a estar así. En el fondo olvidas los cambios y te dejas llevar por la ilusión de que si, hay cosas que van a cambiar, pero que el olor a verano, el color del verano, las tardes de verano en el pueblo van a seguir eternamente.
....bueno, bueno, aunque ha sonado a melodrama puro y duro no es la intención, conste! que mi inmadurez no es tan preocupante como para que crea que el mundo se va a venir abajo el dia que ocupemos el lugar de los que preguntan eso tan gracioso de: ¿a qué hora llegaste anoche?

6 comentarios:

david dijo...

Declaro oficialmente creada la plataforma Otra Madurez Es Posible, ala. Y me hago tesorero, a ver si puedo desfalcar algo y quitarle las dos primeras letras a lo de los irrealizables viajes.

En serio, yo veo absolutamente maduras nuestras actitudes. ¿Qué hay más cuerdo y más coherente que ir al pueblo, donde vas a dormir a 10 grados menos que en Madrid, y una vez allí que ir a la piscina, donde vas a estar tan ricamente a pesar de que el resto del mundo esté con el termostato roto de puro calor?

Y cuando hablabas de David, al principio pensé que te referías a mí. Me di cuenta de mi error cuando llegué a la palabra "imprescindible", claro.

En fin, que para qué negarlo, me pongo celosillo. Me consolaré pensando que al fin y al cabo tampoco has puesto nada de Cristina, ja ja ja, y eso ha sido algo que recordaremos bastante tiempo...

Anónimo dijo...

Yo me sumo, me junto, me adscribo o lo que coño haya que hacer, eso sí, al agüe no pienso darle ni un puto duro. ¬¬

Lo de las aguadillas... Es que os volvéis de un soso cuando os metéis en el agua... Que si hace frío, que si mira que me entra un poco de agua en el oído... Leñe, panda de quejicas!!!!. De todas maneras yo os la hago con todo mi cariño. XD

Además no se porque he mantenido esa actitud adolescente de solo hacerle aguadillas a las chicas...

Por que será... ^_^

david dijo...

Obviamente porque hay roces y roces, ejem v_v

Mara dijo...

Nena, no es infantil, es humano!!!! Disfruta de lo q tienes y luego de los cambios jejej
Besitos!

Pipilota dijo...

^^ Qué bonito todo
Como dice Mara disfrútalo y acuérdate que los cambios así despaciosamente y bien rodeada suelen ser buenos y si no ya sabrás cómo sacarles el juguiqui que en eso te considero experta :*

ROSA dijo...

Con lo sano que sería que todo el mundo fuéramos igual!