domingo, agosto 26, 2007

Galicia en cinco sentidos



Vista: Los mil colores con sus incontables tonalidades que se van desplegando ante ti a medida que te acercas a ella. La manta verde que se extiende desde las laderas hasta el Océano mezclándose con ese azul infinito que te convierte, de repente, en un bicho demasiado pequeño. El marrón de sus enormes acantilados que basta verlos para que tu pielecilla enrojecida por un sol nada molesto se estremezca. El Naranja que da paso al morado cuando el sol, una vez cumplidas sus funciones, te abandona... casi el mismo naranja un poco más rosado que el marisco que te hace despertar algún que otro sentido más. La posibilidad de no poder distinguir qué es el cielo ni qué es el Mar cuando miras, desde el Faro de Fisterra, un horizonte desaparecido.


Olfato: El olor de la tierra que está siendo constantemente mojada, el olor a savia, a verde, a mil árboles y plantas irreconocibles para un Guiri poco docto en el tema (mismamente yo). El olor que te trae el viento a través del Atlántico tras haber chocado con la montaña y haberle arrancado lo mejor de ella. El olor a mariscada, a ternera en salsa, a paella picante improvisada, a pan e incluso a pescado que te hace ser consciente de por qué lo llaman pescado fresco y todo lo que pierde de camino a otros lugares que sufren por no tener mar.


Oido: El silencio roto por el murmullo provocado por el viento cuando se estrella contra un faro. El sonido de las hojas, de las olas, de la arena. El ruido de las cremalleras de las tiendas de campaña cuando alguien ha decidido a última hora que aún quedaba algo por decir. La risa que se escapa sin control por alguna mirada complice en una playa nocturna en la que sólo se oye el constante ritmo de las olas. Mil conversaciones que se interrumpen repentinamente porque Galicia se impone.




Tacto: La piel erizada cuando sales de ese agua que sabes que nunca llegará a estar menos fria (sino más). El viento que se empeña en despeinarte y en hacer fracasar al sol empeñado en calentar, ya sea el agua o las cabezas, pero que lo más que consigue es que pierdas el tiempo tirado en la arena jugando a las cartas, a un improvisado partido de voleyball o simplemente manteniendo tu mente igual de "vacía" que esa fina arena que no puedes evitar pisar. La sensación que te deja en la piel los golpes de las olas mientras intentas resistirte a su fuerza a base de juegos.


Gusto: El sabor del Ribeiro, del Alvariño, de los calamares a la plancha, de las gambas al ajillo o con gabardina, de la empanada, la paella picante, el pan, el café después de dormir por fin en una cama, la ternera en salsa, la parrillada de costillas inmensas, los tomates que saben a tomate y el pescado que sabe a pescado.... y ese raro sabor que te deja el Atlántico en la boca cuando te ha derrotado una ola.

6 comentarios:

david dijo...

¡Casi me da envidia leerte!, y eso que he padecido también esa sobredosis sensorial. Así que entenderé que la gente te odie por escribir cosas así, que ya te vale.

En fin. De los colores, yo no podía pasar de los azules infinitos que había entre los arrecifes de la Costa da Morte, del olfato lo que más recuerdo es el salado del mar y el que salía de la cocina cada vez que alguien ganaba el combate sobre quién cocinaba cada vez (increíble que nos peleemos por eso, afortunados nosotros). Del oído... te dejas algo, ja ja: ¡Llevo cientos de años intentando convencerme de que futbolista primo yo en verdad no he podio ser! (¿te conformas con ver?) ¡No! (¿Con parecer?) Bueno (¿Te tiras en plancha?) Depende del terreno, ja ja :D

Pero sí, nada como el viento. Aaaah, y el ruido de las olas, aaah. Podría pasarme la vida oyéndolo. Qué lástima, como me dijiste, que no pudiese oírse en las fotos. Yo lo incluyo como lo mejor del tacto, el viento en la piel. Claro que yo tengo el pelo corto y para mí no era una faena, je. Y del gusto, el buenísimo que se le queda a uno después de irse de vacaciones con habituales tan increíbles como tú y con debutantes que a pesar de lo prometedor han sido tan geniales como el inefable Wilson, con esa sequedaz tan toledana y tan perra y tan demoledora, ja ja.

En fin. Que ha estado mu bien, sí. Y da gusto leerte y recordarlo.

david dijo...

Y como postdata, otra cosa a incluir en el apartado del oído es el de tu risa cuando te encontraste la fiesta de cumpleaños, ja ja. Y aprovecho pa felicitarte también por aquí, ala, a ver si me toca otro trozo de tarta.

Mara dijo...

niña! ya has vuelto definitivamente?? me alegro! ahora a postear a diario eh? un beso wapa!

ROSA dijo...

Bienvenida!!
Qué bueno el viaje, no?
Y las fotos, tuyas?, son chulísimas!

Anónimo dijo...

espero que tu vuelta no haya tenido demasiada depresión post-vacacional. aunque se te respira optimista y relajada y siempre tendrás la posibilidad de recurrir a tus cinco sentidos y a los recuerdos...

besos de vuelta a casa!

*V* dijo...

Si, bueno, el ataque de risa cuando os vi ahí con la tarta los glosbos y la piñata (:D sobre todo la piñata, que jartá a reir!) fue de los que hacen época!
Bonita Galicia, si.
Gracias niñas! espero que por lo menos vuestras vacaciones hayan estado a la altura de las mias que ahora empieza (otra vez, puag) lo bueno.
Gracias por lo de las fotos Rosa! aunque hay que reconocer que en Galicia allá donde miraras había una foto estupenda.
Y tranquila Vega que yo soy de libro para estas cosas y tendré mi depresión postvacacional como dios manda ;D
Besos