jueves, noviembre 15, 2007

El café

Depresión, definitivamente, cuando una se las pasa comiendo Nocilla delante de tele con la única necesidad de levantarte a por la coca-cola, eso sin duda es que tienes tu momentazo de depresión... pero no de depresión de esas en las que lloriqueas por las esquinas rasgándote las vestiduras y aporreando las puertas llorosa pensando en que te quieres suicidar, no, porque en ese caso hubiese hecho lo propio que no deja de ser publicarlo a los cuatro vientos para captar toda la atención humana posible y poder cubrir ese margen de conmiseración y autocompasión que hace tan feliz al bicho humano.
Esa necesidad de Nocilla y coca-cola cómo únicos y necesarios elementos vitales solo puede responder a: A/ me va a venir la regla B/ estoy incubando algo, porque eso tambien me lleva a deglutir C/ estoy depremida y no me he dado cuenta....
Hay una opción D que es que estoy aburrida de estar en el limbo y como sufro una patología muy peculiar que se resume en quejarme cuando estoy haciendo algo y quejarme también o más cuando no hago nada, es bastante normal que no me haya preocupado por estar quejándome porque me pasa habitualmente.... claro, que llegados al punto Nocilla eso ya son palabras mayores....
Así que confusa ante un estado indescriptible que solo puede ser comparable con el parasitismo, y tras cumplir con las obligaciones infantiles pertinentes, he decidido que lo mejor era hacer lo que más apetece en estos casos....



18:30 Puerta del Sol. Un señor en mitad de una calle me indica cual es el verdadero camino hacia la luz, un ente de esos que no puedes evitar cruzarte en cualquier calle de Madrid, de esos a los que les gusta de vez en cuando romper ese halo que forma sobre ellos esa ignoración tan peculiar que crea la rutina. La luz podría ser, perfectamente la Puerta del Sol, aunque atestada y a esas horas poco pueda parecerlo...así que preferiblemente he decidido decirle a Lau que, sin duda, un señor unos metros más arriba la había llamado la Luz.
Paseos por pasillos desbordados de libros, libros y gente, y más libros, y frases a medio terminar mientras cada una, absorta, decide perder su atención en el libro que sus ojos han decidido escoger. Nos reimos, y no es para menos, cuando nos encontramos con libros de esos que te cuentan cómo debes ser, no se si nos reimos porque no lo cumplimos o porque nos parece increible que pueda existir alguien que lo cumpla, a saber, ya estamos saturadas de gente y de libros así que, cómo no, un café.
Opera, café y charla. Y nos terminamos de contar las historias que los libros y los ojos no nos dejaban, y nos sorprendemos ante el "¿no te lo he contado?" como si realmente fuera posible que nos hayamos perdido una sóla de nuestras, a veces, vanalidades porque, curioso, las que no lo son están al día.
Y terminamos eligiendo autobús, que el metro está insufrible y nuestra línea es mortal, mantiene el verde de la esperanza que mantenemos de que en algún momento sea transitable. Y seguimos hablando, de las opciones, de los recursos, de lo que ocurre o de lo que podría ocurrir, de qué sería mejor y de que no, de bolsos, de libros, de tiempo, de la M30 y lo que queda encima... nuestra parada, y cada una a su casa, que por calidad ya ha sido bastante por hoy.
Y mientras subo las escaleras pensando que definitivamente no es depresión, es aburrimiento, o peor, adicción a la Nocilla, el movil decide cobrar vida gracias a un mensaje basado en hipótesis...
Definitivamente es adicción a la Nocilla.

3 comentarios:

david dijo...

¿Depremida? ¿Ignoración? ¿Segura de que esas palabras existen?

Yo, habitualmente, votaría por la opción D/, pero ahora mismo no me atrevo porque tengo la impresión de que de pronto me resultas indescifrable (y no me ayuda nada que me respondas que bien a la pregunta de ¿cómo estás? para luego dedicarte a soltar elegías depresivas a la nocilla, ejem). Así que más que votar por, deseo que sea la D/; es la que yo, desde mi torpe atalaya, veo más fácil de combatir.

Un besote.

Verónica dijo...

¿Momento Nocilla? Ays, que, si me pongo a pensarlo, me doy cuenta de que, para casos similares, no tengo yo un momento nada determinado.

Cosa de comida no puede ser, tal vez, si me pongo a pensarlo con intensidad, lo mío sería momento televisivo, eso de plantarse ante la tele y dejar que pasen las horas sin ver nada, dándote cuenta de que no te estás enterando de nada y que nada te importa.

Me alegro de tu salida, de que tengas con quien comentar, de tu momento libros .... Me alegro. Y, pasará, siempre pasa, pero, eso, lo sé, tú también lo sabes.

Un beso (sin nocilla alguna, por favor).

*V* dijo...

¿Indescrifrable? O_O
jur... ^_^gracias, es todo un halago!... no, no, si ha quedado claro que es el momento D, fijo!
Hombre, yo el momento televisivo tambien lo tengo, el problema es que al no vivir sola dependo del monopolio del mando así que... Nocilla, definitivamente :D
Besos (tranquilidad, sin nocilla, sin nocilla!)