domingo, febrero 10, 2008

De cortinas



Intimidad, intimidad...a vueltas con la Intimidad.

Y es que al bicho humano le pierden las fronteras, las corporales o las espaciales o incluso esas mentales que se crea a base de verdades indiscutibles. Como la Intimidad, una verdad absoluta convertida en ley y derecho y que para mi tendrá como gran icono un elemento doméstico esencial, las cortinas.

¿Y cómo no me va a llamar la atención el dichoso concepto después de la invención de las cortinas? no tengo nada en contra de las cortinas, que conste, de hecho desde que tengo unos vecinos en frente que prácticamente viven en su terraza y que han elegido como forma de asesinar minutos la observación de espacios ajenos, la utilidad de las cortinas ha tomado un nuevo sentido para mi. Y es que claro, por mucho que yo esté en mi habitación sin hacer nada no resulta agradable tener a unos tipos que parecen estar mirándote precisamente por eso, porque parece que están invadiendo tu intimidad, tu espacio privado, simplemente utilizando los ojos como instrumento y la mirada como medio.

Un pena que no nos podamos llevar las cortinas de paseo, la verdad, porque probablemente haríamos uso de ellas en mil sitios para evitar esas situaciones que en sí no tienen importancia pero que a veces nos permiten redescubrir nuestra frontera de lo íntimo. Y es que más de una vez apetece tener cortinas cuando repentinamente, en el metro, alguna mirada viola ese espacio privado que nos creamos en pleno espacio público. Porque claro, yo con mis cosas, lo sé, pero es que para mi el metro es el gran sitio de lo íntimo, de la recreación de nuestro espacio, de nuestra propia pompa íntima que arrastramos a lo público, y a veces hasta da la sensación de que nos podríamos poner hasta eso, cortinas que protejan esa frontera mental que nos hemos inventado y que nos da por llamar intimidad.

Me pierde, a mi el tema me pierde: la intimidad y los espacios, la intimidad en las palabras, la intimidad en lo que piensas, la intimidad física que al final es la menos íntima porque no es más que la cortina que protege la mental, la intimidad de los actos, de la música, de los hechos, de las cosas y en las cosas.... hasta el punto de que inventamos cortinas y creamos derechos y leyes. Y yo encantada, si, porque aunque a veces me parezca entretenido quitar las cortinas para comprobar, para experimentar, para saber, para constatar y para que me entre sol que de cuando en cuando no es malo, reconozco que yo tengo visillos, estores y cortinas, de las tupidas y de las que no lo son tanto...como todos, imagino, y quedará el libero arbitrio para que ya cada uno se dedique a crear su propia intimidad, su público y su privado.
Pepito G. dixit: divagas, nena, divagas.....




7 comentarios:

Verónica dijo...

Es posible que pocas cosas sean más intimas que los propios pensamientos. Ese regodearse en uno mismo, en su misterio, en las realidades ajenas pero vistas desde el propio interior. Y, sí, es cierto, deberíamos tener cortinas para evitar que "los otros" se introdujeran en ellos. Así, sin ser llamados, sin que se les haya abierto la puerta, sin que nadie les haya invitado a pasar.

El metro ... inmenso lugar. Esos días tontos en los que uno está inmerso en sí mismo, solucionando nada, totalmente absorto, y, al levantar la mirada, se encuentra de sopotón con la de un extraño intentando sonsacar su esencia .... ¡Voto por las cortinas!

(Bostezos mañaneros incluidos)

Anónimo dijo...

¡Hey ya me han puesto cortinas en las habitaciones! Falta la del salón y ya podremos celebrar ¡la segunda Gran inauguración de mi casa ahora convertida en hogar!

david dijo...

Hum, yo acabo de conseguirme un par de cortinas para la habitación, también. Pero no las voy a colgar para levantar ninguna frontera, total, ya había persianas. En mi caso voy a ponerlas por una cuestión estética, la luz, cómo entra, cómo brilla, y las cortinas en vez de las persianas como forma de modularla.

Pero es que yo soy un poco raro y con tal de llevar la contraria...

Lo de las miradas invasoras en el metro, la mía tiene ya una cierta veteranía en ese campo. Pero nunca jamás dejo que nadie pueda sentirse molesto con ella. Me gusta mirar a la gente, pero sé que cada cuál tiene su intimdad y su vergüenza, así que bueno, intento que la gente no sepa que la miro. Y se me da bien. Cosa de visión periférica. ¡La de escotes que he estado viendo sin mirar, yo, ay!

¡Y te he echado en falta un rodeo divagando sobre los holandeses y su concepto de intimidad, con sus ventanales inmensos sin cortinas y ese orgullo suyo por mostrarte sus casas, y esos trocitos de sus vidas! A mí me pareció curiosísimo (que no significa que tus estup... eeeh... que tus reflexiones no lo sean, conste, ja ja. Es coña. Lo de "estup", no lo de que tus reflexiones sean interesantes).

sti dijo...

Yo iría disfrazada de cortina de ducha todo el año. No puedo con más repartidores de publicidad, miembros de greenpeace, vendedores de oro, adivinadores del fututo... No puedo más. Esto de vivir en Sol debería desgravar en Hacienda.

*V* dijo...

Aunque en el fondo, Verónica, es un plaecr descorrer las cortinas y dejar a los otros entrar en esa intimidad que implica el pensar :D
Ayayaya...el metro es un lugar a pesar de mis quejas! yo alterno, a dias soy de las mironas, a dias soy de las que no quieren mirar ni que las miren, en funcion!
Blanch! con todo el cariño del mundo, si no vivieras en el quinto coño me harían más ilusión tus celebraciones hogareñas! jajajajaja....aún así yo me apunto a la segunda inauguración (y vamos a una por año, en esta nada de regalos de super teles ni nada de eso, eh? ;D)
David, tu necesitas sillas no cortinas! (y un sofa, y una tele, y un armario y un...bueno mira, no, seguid siendo minimalistas que está de moda ;D)
Amsterdam...ayayayay que dia llevo de recordar grandes ciudades!! si, los holandeses son esos cabrones que me llevaron al comienzo de mis estup... elucubraciones sobre intimidad y mariconadas varias (madre de dios, que boquita tengo hoy...)...que civilizados son los jodios!
Sti... aunque los señores de la venta de oro, de greenpeace, de intermon (que esos estan en todas partes...), los repartidores de publicidad de encantadores africanos y demás compañeros martires sean un coñazo... eso de que vivas por ahi da mucha envidia!así que nada de desgravar! (aunque quizás indemnizaciones por acoso si que podrías pedir, porque esta gente llega a límites insospechados! son pesados, si.)

Anónimo dijo...

¡tu eres la que vives a un quinto coño de mí!

*V* dijo...

jajajajajaja
Vale, guapa, cuestión de perspectiva ;D