martes, marzo 11, 2008

De adolescentes


No se si soy la única que recuerda a su Excelencia Don Jose Mª Alvarez del Manzano , promotor del populismo y las obras públicas en Madrid y responsable de la implantación de bancos (de los de sentarse) por todo mi barrio.

Yo le recuerdo especialmente por eso, por los bancos (y por las mil inauguraciones de su mandato) porque poner en Carabanchel un banco frente a un portal es como abrir un club social gratuito para la peculiar fauna del lugar. Así que siempre que me quejo de la existencia de ese banco le recuerdo. Eso si, desde que está el banco ahí cada día es una aventura y sorpresa nueva. O mejor cada noche porque el pseudo club social está especialmente poblado de noche, como todo club que se precie. Especialmente cuando se acerca peligrosamente el calorcito.

Así que venía yo del gimnasio lamentando esta nueva manía mía por la actividad física que tan poquito acorde está con mis costumbres vitales y buscándole el lado positivo al asunto (que se resume en que me desestresa mogollón), cuando ya desde la lejanía he podido apreciar que se acerca la época del aforo completo en el banco y que, a modo de inauguración, tenía a un grupo de unos 6 adolescentes insufribles esperando para rematarme el día.

Hubiera preferido la pareja de yonkis a los que terminas dando tabaco a modo de peaje, a la señora loca que según pasas te insulta y que alguna que otra vez ha conseguido terminar dentro del portal para llamarte puta a primera hora de la mañana (lo que era de agradecer porque era la única forma de despertar completamente) o a las viejas beatonas que esperan pacientemente a que pases para despellejarte. Pero los adolescentes.... de todas las razas humanas para mi son los peores y eso está directamente relacionado con la edad. Cuanto más crezco menos los soporto e, incluso, he llegado a odiarles cuando ponen en práctica esa costumbre tan suya de berrear allá donde vayan.

Si, lo sé, esto me convierte en racista porque odio a la raza de los adolescentes. Pero tengo mis matices. No odio a todos los adolescentes... en concreto odio a las flamenquitas* y a los malotes que las acompañan a a todas partes.... bueno, la verdad es que cuando veo a un grupito de "las niñas de las perlas" con los niños "del flequillo" que las acompañan también tienden a ponerme muy nerviosa. Unos por esa capacidad para ir por todas partes chillando, cantando y dándoselas de malotes de la muerte y las otras por sus risitas, sus maneras de adultas estiradas y esa facilidad con la que miran de arriba a abajo... bueno, creo que odio a todos los adolescentes, pero es por culpa de la edad, que lo se yo.

La cuestión es que ahí estaban mis 6 adolescentes en el banco de mi portal (estos eran de los malotes llenos de oros, claro) llenándome la puerta de pipas (madre mía, hablo como mi abuela) para hacerme recordar por qué no tengo intenciones de opositar a educación. La verdad es que si lo pienso, los chavalines no han hecho nada más que lo que hacen siempre obligados por sus hormonas (espero): berrear, meterse con una chica de su edad que ha cometido el tremendo error de pasar por delante suyo diciéndola cual tenía que ser exactamente el tamaño de su culo, darse los codazos propios del ritual del machito adolescente para demostrarse lo divertidos que son, reírse sin ganas a un volumen imposible después de demostrar en grupo que tienen la testosterona por las nubes y luego empezar a empujarse y golpearse entre ellos porque, debe ser, aún les quedaban hormonas insatisfechas por ahí sueltas.... pero lo peor que han hecho es recordarme lo mayor que me debo de estar haciendo para haber llegado a un punto en el que, definitivamente, no les soporto.... y lo peor es que les voy a tener ahí sentados cada vez que la temperatura alcance más de 15º.


* El termino es de Silvi y definió así (en una mortal mañana laboral) a todas aquellas adolescentes que iban cargadas de oros en forma de aros y anillos, maquilladas con colores imposibles y kilos de rimmel y con ropa destinada a la reivindicación de la existencia del ombligo (aunque este venga acompañado de una lorza abismal), del rosa y de las lentejuelas. Es una Especie que tiende a berrear por la calle y tiene una extraña pasión por ponerse a palmear y cantar en los vagones del metro. Los malotes que las acompañan tienen, curiosamente, las mismas características que ellas.

7 comentarios:

david dijo...

Yo iba bien, pensando que qué bonito, que al final la humanidad somos un equipo con sus tareas bien asignadas, un engranaje perfecto de odios y antipatías, conmigo odiando a los niños, tú a los adolescentes...

Y he ido bien bastante rato. Casi lo consigo. Casi llego al final. Pero de pronto llega esa aclaración de la Silvi y leo eso, y en mi mente veo a malotillos carabancheleros vestidos de rosa, con lentejuelas y el ombligo al viento y
no
no puedo
duele
duele
¡MONSTRUO DE ESPAGUETI VOLADOR, QUÉ IMAGEN!

Sacadme esto, sacadme esto, ¡sacádmelo de la cabeza, aaah!

inesyalfon dijo...

cierto es que los grupos de adolescentes son una cruz como te toquen debajo de la ventana de tu casa, pero uno a uno me parecen lo más!

son muy monos...tan sólo intentan encontrar su "sitio" sin ser conscientes de que lo están buscando...

están asustados, decepcionados, enfadados (con razón me temo) y llenos de energía.

(mucho mejor que ser adulto...
-te das cuenta de que el "sitio" no lo encuentras ni de coña
-estás muerto de tanto trabajar por lo que no te quedan fuerzas para protestar
-y encima vayas donde vayas para desconectar te sientes fuera de lugar porque eres el abuelo del resto de los usuarios del garito
...
al menos no tienes que escuchar a tus padres diciendo que usas SU casa como un hotel)

Verónica dijo...

¿Mayor? ¿Tú mayor? Un poco de respeto por la ancianidad, mujer, que "estemos" leyendote los que pintamos ya canas ...

¿Sabes el día que me sentí yo mayor de golpe? Pues, precisamente ese en el que pasé delante del banco del portal de mi antiguo barrio de Alcorcón (que también ha tenido los suyos, aunque, en este caso, no se debieran al Sr. Manzano) y, sin previo aviso, me espetaron un: "¿Me puede decir que hora es, señora?". Fue mortal. Lo supe con certeza: Me había hecho mayor.

*V* dijo...

jajajaja... si, mi Silvi siempre ha tenido mucha mano con eso de las definiciones sociales, es muy gráfica ella!
no te quejes Deivid que tu confirmaste que mi barrio era un circo muy divertido ;P
Inés ¿ves por qué digo que me estoy haciendo mayor? porque ya ni les concedo el beneficio de la duda! ya solo les veo como grupo!! pero si, tienes razón, tu que trabajas mano a mano con ellos (y uno a uno): les pasa lo que nos pasó a todos y nos sigue pasando, que buscan y no se encuentran.
jajaja... Verónica ¿ancianidad? yo exagero pero tu no te quedas corta ¿eh?
Es verdad, es verdad.... esos son los peores, los maleducados que te llaman "señora"... para matarles! no creas a mi ya me lo han hecho también y me han dado profundas ganas de pedirles por favor que intenten ser un pelin más maleducados!
Besos

Anónimo dijo...

¿Qué puedo decir?

Aproximadamente 120 alumnos de edades entre 13 y 18 años.

Yo me los como de veinte en veinte. Es increíble ver cómo sus mayores pasiones son escribir sus nombres allá donde pillen, hablar de novios y novias, asomarse por la ventana para hablar con alguien a gritos o escribirse chuletas en las tetas (esto es verídico).

david dijo...

Cómo no va a ser tu barrio un circo si tú vives en él.

Lo que a su manera explica muchas querencias tuyas, ejem.

*V* dijo...

¿chuletas en la tetas? aisch... que bonita la evolución!!!
Lo tuyo es, sin duda, paciencia, Jan. ;*
Joe David, me estaba yo emocionando porque en el post de Eurovisión estábamos de acuerdo y llego aquí y me dices estas cosas!....