domingo, abril 27, 2008

Crónicas nocturnas




Madrid, 22:30, el vagón de metro hasta arriba por no se qué partido de Baloncesto en el que, viendo los complementos del personal, por lo visto jugaba el Real Madrid. A la segunda parada consigo sentarme, con la suerte de que me toque el premio del vagón: un tipo borrachísimo decide ponerse de pie delante mio y regalarme murmullos, bamboleos amenazadores y olores extraños. Está claro que aunque su camiseta confirma su pasión por el deporte el tipo no ha debido enterarse demasiado del partido.

Mi parada, y el tipo que sigue demasiado delante mio y con demasiados bamboleos que interfieren más de lo que me gustaría en mi espacio vital, así que termino saliendo de allí como los gatos huyen del agua, esquivando, empujando y si es necesario arañando porque como se pegue un poco más me mata, y es que a mi los tipos borrachisimos solitarios de metro siempre me provocarán cierto pánico. Incomprensible, lo sé.

Llego tarde y suplicando un Caja Madrid si no quiero verme obligada a la beneficencia. Y el cajero del Caja Madrid con más gente que el vagón de metro madridista. Hay dos cajeros y uno estropeado, algo que yo ya interpreto como una bonita costumbre madrileña de fin de semana que hace que los cajeros parezcan un centro comercial en plena época navideña y que te permite, incluso, encontrarte con gente. Es el encanto madrileño, con lo grande que es esto y siempre te puedes encontrar con gente conocida.

Cruzamos Benavente con intenciones de alimentarnos, pero por lo visto ayer por la noche teníamos todos las mismas ideas. En el bar no cabe un alma y la comunicación con el camarero para suplicar que nos ubique en una mesa se hace a base de gritos y señas para conseguir una hora de espera amenizada con charlas, empujones y sangría. Y cambiar de sitio para alimentarnos ni se plantea porque sólo hace falta mirar a la calle para darnos cuenta de que en cuanto la temperatura te permite dejar el abrigo en casa nos volvemos todos locos por estar en la calle.

Y pedimos platos de esos que llevan frambuesa hasta en el ali oli, aunque a mi el apetito se me ha quedado hace horas perdido en algún lugar entre la marabunta de la boca de metro y la que nos siguió hasta el bar. Así que me limito a picotear para que no me sepa mal eso de pagar por nada y a sabiendas de que me va a sentar mejor cenar algo, que la noche se prevee larga.

Hablamos de trabajos (que eso siempre da para largo) y terminamos con ese tema ya tan mio como es el concepto de la Intimidad, genérico o no, a saber, que además también da siempre mucho juego aunque yo ya esté en ese punto en el que el pánico está a punto de hacerme desistir (otra vez).

La cena termina casi a la misma hora a la que deberíamos de estar tomando la primera copa, y nos ponemos a debatir las posibilidades nocturnas que nos ofrece un Madrid hasta la bandera, repasando los múltiples sitios horteras a los que podemos ir, sopesando el horario de cierre en relación a los medios de transporte y los posibles sitios alternativos que tengan a bien cerrar a una hora más decente (más decente para el consumidor y más indecente para los vecinos, el ocio es así de egoísta) para terminar eligiendo un bar que nos sorprende con un magnifico cierre cuando llegamos. Así que toca improvisar y lo hacemos a base de ofertas de esas en las que un tipo te dice que te deja entrar gratis a envenenarte por menos precio.

Y el bar en cuestión nos acoje hasta altas horas entretenido cada uno con sus cosas, ya sean luces, fotos o conversaciones surrealistas sobre Perales, que aquí el que no se entretiene es porque no quiere. Y de ahí a La Latina para terminar en Puerta de Toledo tomándonos la última en bares con baños que amenazan con no dejarte salir como cierres demasiado la puerta.

Y a mi el recorrido Sol-La Latina- Puerta de Toledo siempre me ha parecido estupendo por eso de acortar el camino a casa aunque termine cogiéndome un taxi ante el asombro el personal que le parece increíble que sea incapaz de andar la calle y el puente que me separan de lo que a esas horas ya es mi ansiada cama. Pero es que para mi terminar las noches en un taxi se ha convertido en una costumbre entrañable, es parte del encanto de la noche madrileña.

En tres minutos estoy en mi portal, apurando las escaleras porque mi único deseo es quitarme las lentillas para poder volver a tener ojos que no piquen, deshacerme de las botas para que mis pies se sientan de nuevo libres y fumarme el último cigarro pensando en lo adictivo que es eso de salir rodeada de gente a la que quieres a pesar de que no lo puedas disfrutar al cien por cien por eso de las aglomeraciones, los desplazamientos y que el ánimo esté en modo puzzle.

6 comentarios:

ROSA dijo...

Horrorrrrrrr!!!
Ali Oli... qué es eso???
All i Oli!!!! ;p

inesyalfon dijo...

como echo de menos madrid...que divertido todo...

david dijo...

Intimidad, intimidad... ya estamos generalizando... ¡hablábamos de las putas de Montera!

Si te pones a generalizar yo sigo pensando que 1. lo dejas a medias, en vez de hablar de intimidad podrías ya llamarlo "cosas", y 2. espero que seas consecuente y a partir de ahora en las fruterías digas que venden materia orgánica, y no simplemente fruta, esa particularización :P

Te olvidaste de narrar el café. Gracias, porque seguro que lo hiciste para no tener que contar que MacConchi piensa que soy un perro haragán, je.

(¿Modo puzzle? Jo)

Pipilota dijo...

ufff qué agobio.

Me viene genial este post por si me daba a mi la chaladura de hacer una salida nocturna por el centro, asínque ¡Gracias! :D

El próximo día te recomiendo unas tapitas y unas cervecitas en una terraza de la Dehesa De La Villa... lo único que la vuelta a casa, si la haces en taxi, te va a salir por un pequeño pico, pero oye, se está de vicio.
Eso sí, si es en buena compaña, porque la mía del sábado era un coñazo insufrible e inevitable, me dan repeluses sólo de imaginarme encima situaciones como las que relatas.

Anónimo dijo...

Pipilota habla de una compañía como la de aquí un servidor, es obvio que a mi lado la Dehesa de la Villa es mucho mejor.

¿Eh? ¿Eh?

*V* dijo...

jajjaaja...Rosa pues creo que va a ser más o menos lo mismo! ;p
inesita, nosotros y Madrid también te echamos de menos! pero nada, no me das pena que tu vives en London!
David... no estoy de acuerdo pero no puedo discutir más sobre ese tema, empieza a parecer que tengo algún tipo de obsesión con él...creo que necesito vacaciones del tema! xDD...el café pensaba que lo ibas a narrar tu ;P...y el modo puzzle ya sabes, locuras hormonales mías!
Pi, la Dehesa de la villa me pilla un pelin a tomar por culo pero lo tendré en cuenta ;*.... y yo te recomiendo de vez en cuando un baño de masas que a veces tiene encanto (aunque yo el sábado no estaba como para apreciarlo, debe ser! xDD)
Jan, todos disfrutaríamos de tu compañía si no fuera porque vives en esos lares ;P