jueves, abril 03, 2008

De entrevistas



Las entrevistas de trabajo son la demostración de cómo el bicho humano puede alcanzar el absurdo sin darse cuenta y, aún así, creerse un bicho mejor. A mi personalmente me agotan y estoy incapacitada para tomármelas en serio, de verdad, por mucho que me hayan contado la trascendencia y profundidad de las entrevistas y toda la información que se puede extraer de ellas, cada vez que voy a una salgo con la idea de haber participado en una escenita de lo más ridículo.
Entiendo que para puestos de trabajo de responsabilidad (o en esos que dicen que hay en los que por lo visto pagan una pasta) el entrevistador se esmere y despliegue toda su elocuencia e imaginación para poder ponerte a prueba y que demuestres que mereces ese puesto. Pero lo más patético del asunto es tener que aguantar a un pipiolo acneico perdido aún, poniendo voz de Bogart e intentando mirarte fijamente para poder hacerte preguntas absurdas y que termine contándote las condiciones de un trabajo basura como si te fuera a ofrecer un trabajo de directivo. Y encima se sorprende cuando (quince minutos después de tener que aguantar su escenita de Bogart) le dices que no te interesa el puesto y que ambos nos hubiéramos ahorrado un tiempo precioso si lo que ofrecen tuviera algo que ver con la oferta publicada o si me hubieran contado por teléfono de qué iba el asunto.
Que el entrevistador sea más joven que tu ya de por si te cabrea porque una tiene idealizadas ciertas situaciones y llegar y confirmar cómo no le queda igual un traje a un tipo de 35 años que a uno de 20 es descorazonador (vaya forma de echar abajo mitos sexuales). Eso sin tener en cuenta que darle explicaciones a un tipo que aún tiene acné es algo que no sale facilmente, te entra la vena madre y no puedes contestar con simpatía porque no le tomas en serio. No pongo en duda que el chaval sea una futura promesa en la empresa, seguro, pero no puedes evitar que te parezca patético que un chavalín te mire con la ceja levantada desde el otro lado de la mesa y te diga con la voz más grave que va a poder poner en todo el día: "Y dime..... Verónica........esto que estudiaste.....tch........¿por qué fue?". Levanta más la ceja, sonríe, y mueve a un lado y a otro la cabeza. Y a ti te dan ganas de dar salida a todo el veneno de tu interior y contestarle algo más que no sea un educado "vocación".
"oooooh...oohhhhh...vocación, eso es muy interesante ¿sabes? a mi me encanta la Historia"
Acabáramos. Ya tengo que escuchar la "frase tipo" hasta en las entrevistas de trabajo, cómo si yo le hubiera preguntado por sus hobbies o como si el supiera de lo que habla.
"Que bien" ¿y ahora qué? ¿le recomiendo bibliografia para que no le vuelva a gustar la Historia en su vida? ¿le digo que me cuente de una puñetera vez las condiciones del trabajo?.
Y de repente, Pipiolo que se levanta, que me dice que nos vamos a ir juntos en taxi a una entrevista directamente con el cliente y que él está convencido de que me van a aceptar. Y yo que me doy cuenta de que se me ha debido olvidar quitarme el cartel de "gilipollas" que debo de llevar puesto en la espalda.
"Ya, pero, perdona ¿las condiciones?"
Y me las cuenta........jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja................ este chico es tonto.
"ya bueno, no me interesa, la verdad"
"¿pero por qué?!" Ahí me dí cuenta de que o Pipiolo mentía fatal o directamente se dio un golpe fortísimo en la cabeza al nacer. Pobre.
"Porque para ser un puesto importantísimo el INEM me paga bastante más, además, me gusta mi tiempo libre los fines de semana" De hecho debería de haberle dicho que diera gracias porque no iba demandarle por daños morales por haberme hecho perder el tiempo para una entrevista de trabajo de ¡tachán! el mismo puesto de trabajo que dejé hace 5 meses (es como una pesadilla).
Tristísimo, la verdad. A una se le quitan las ganas de calzarse los tacones para ir a comprobar personalmente la facilidad con la que el bicho humano cae en el absurdo con tal de defender la imagen empresarial.

Cualquier parecido de mi entrevistador con el de la foto es mera casualidad o que el Respetable le quiera echar mucha, pero que mucha imaginación.

4 comentarios:

Pipilota dijo...

Pos vaya, a mí me pasó algo parecido la última vez que me atracaron, me faltó darle unas palmaditas en la espalda al vaquillaconjeringuilla y me costó mucho mantenerme seria y circunspecta.

Ánimo, peores son los viejos prepotentes y suficientes; que de todo hay en Los Despachitos Del Señor u_u

RBD dijo...

Ach!!! En esas situaciones en las que pierdes el tiempo de manera tan brutal, no ayuda que el sujeto con el que la compartas además tenga acné... Tal vez no se compare con tu experiencia (sobre todo porque no me puse tacones) pero ayer perdí más de una hora en ir a recoger al taller mi carro que le iban a arreglar tremendo choque que le propiné. Después de haber confirmado por teléfono que mi carro estaba listo, pagar y esperar harto tiempo, me avisan que hay un pequeño problema: que no me lo arreglaron porque se equivocaron de auto!!! Así que todo fue tiempo perdido, pero bueno... insisto, no me puse tacones. Un abrazo,

Rafael Barceló Durazo

ROSA dijo...

Pero será capullo! Y no le envíaste a cagar?!?!?!?!?! Joder! Tendrías que vivir aquí. Cuando entra alguien en nuestra empresa, las entrevistas las hago yo y lo primero que les pido ( a los tíos ) es:
1- No me gustan las personas que no son naturales. Te puedes quitar la corbata?
Depende de su respuesta, ya sé como va a ir todo. Y , de momento, el 100% ha ido fantástico.

*V* dijo...

A mi cada vez que me han atracado me ha costado mantenerme seria y circunspecta pero porque han sido situaciones ligeramente surrealistas, la verdad.
Cierto Pi, los viejos prepotentes son infinitamente peores!!!
jajajaja....Rafa, por lo que leí solo te hubiera faltado eso, llevar tacones. Santa paciencia la tuya tambien! Un abrazo y paciencia!
Rosa, si viviera allí ahora mismo te estaría exigiendo una entrevista de trabajo porque tal y como lo has contado suena estupendamente! ;*