martes, junio 03, 2008

De lunes



No me gusta ser incívica, pero es que hay veces que una se descubre recreándose en pensamientos malvados. Y es que, por muy horrible que suene, hay determinadas personas que debería tener absolutamente prohibido hacer uso de los servicios públicos en hora punta.

A mi me parece bien que existan niños, embarazadas, tullidos temporales y ancianos, pero me parece inmensamente mejor que a determinadas horas se encuentren lejos de los servicios públicos de los que hago uso, porque ya me dirás donde coño va una anciana enlacada de doscientos años a las siete y media de la mañana en el metro....

Si, es cruel, lo sé, pero juro que yo pongo de mi parte e intento por todos los medios no tropezar a ciertas horas con alguien que pueda despertar a la maligna que hay en mi. Y es imposible. Esta mañana la culpa la ha tenido una embarazada.

Y digo que la culpa la ha tenido ella porque me perseguía. En serio. Yo la tenía localizada nada más llegar al anden, y con toda la buena fe del mundo (y para evitar eso tan cívico que hace el personal como es sentarse y hacer como que leen para evitar tener que dejarle el sitio a la embarazada) e intentado esquivarla. Así que he calculado la distancia necesaria para poder montarme en un vagón diferente al suyo y cuando estábamos en las posiciones adecuadas he esperado tranquilamente a que viniera el metro. Pero es que la jodía se ha movido y cuando ha llegado el metro, me ha pillado desprevenida y se ha montado en el mismo vagón que yo.

Eso me pone de los nervios porque una no está para tener dilemas morales cuando se la están cerrando los ojillos y lo único que quiere es sentarse para que las piernas no sean un bloque de hormigón después de pasar de pie las 20 paradas de metro que la separan de su casa. Pero claro, ahí está la embarazada, además tan embarazada que es imposible hacer eso de que has pensado que en lugar de embarazada lo que tenía era retención de líquidos. No, esta era una super embarazada y ¿cómo no vas a dejar que se siente?..... vale, se sienta. Y yo me quedo con esa cara que ponemos cuando intentamos que no se nos note que nos ha jodido horrores tener que coincidir en un vagón con una embarazada el día que más deseamos que alguien hubiera inventado un teletransportador. Así que me paso la hora que me queda de camino dándome palmaditas ficticias en la espalda por haber hecho la buena obra del día.

Y, en serio, a mi con una buena obra a la semana me basta y me sobra. Pero no, mi destino decide poner a prueba mi paciencia y comprobar si realmente tengo madera de samaritana (semejante gilipollez si todos sabemos que no es así....)

Llego al cajero y resulta que la mujer de Matusalem ha decidido salir a la calle para sacar dinero y para aprender a utilizar los avances de la ciencia justo cuando tengo diez minutos para reabastecer mi economía y poder seguir adelante con el día.

El cajero que le dice que no puede darle comprobante y que si desea continuar, la señora que cancela y yo alegre por pensar que aquello iba a ser rapidito a pesar de las perspectivas. Odio no equivocarme. La señora que murmura que no lo entiende y vuelve a introducir la tarjeta. Se equivoca de número. Saca la tarjeta, vuelve a introducir el número, el cajero le repite lo del comprobante, la señora cancela y vuelva a murmurar que no lo entiende, introduce la tarjeta..... tic tac tic tac....yo al borde del colapso...tic tac... se vuelve a equivocar de número, vuelve a introducir la tarjeta mientras sigue murmurando que no lo entiende aunque aquí la que no lo entiende soy yo ¿no están jubilados? ¿no podría hacer hecho esto a las 11 de la mañana?.....

Venga, arrebato dos de samaritanismo...."Señora, disculpe, no es necesario que cancele la operación"..y de repente la señora que no debe de estar muy acostumbrada a que la intenten ayudar (o que el día de antes se ha metido una sobredosis de algún programa de sucesos), se da la vuelta, pega la espalda al cajero y me apunta con el paraguas como si de repente se hubiera convertido en un D`artagnan octogenario.... lo que me faltaba, una anciana que me quiere currar.

" no, no... quiero decir que le de a aceptar".... se da la vuelta mientras mantiene cubierta la retaguardia con el rabillo del ojo no sea que me de por asaltarla y robarle la pensión, y repite la operación: introduce la tarjeta, se equivoca de número, la vuelve a introducir, el cajero la vuelve a informar de que no tiene papel y vuelve a cancelar murmurando que no lo entiende..... y así ¿cómo no vas a tener deseos de gritarla?!...y al final decido irme, que habrá más cajeros y una no está como para jugarse el tipo, que la señora esta tenía pinta de querer incrustarme el paraguas en el intestino y a ver como explicas luego que la que te ha atacado ha sido ella.

Que no, en serio, que los lunes ya son de por si bastante agotadores y estresantes como para que encima te los compliquen más poniéndote obstáculos. Que ya lo he dicho, que me parece muy bien que la gente se embarace, envejezca, se lesione o aún no haya tenido tiempo de crecer pero digo yo ¿no hay parques para no molestar mientras la gente tiene que ir a trabajar?.

7 comentarios:

david dijo...

Eso, a los parques, y los jardineros que se jodan. Cómo eres.

Y cómo no eres. ¿No eras de Carabanchel? ¡Pues paciencia, y cuando saque la pasta róbala! ¡Que es tradición!

Y la manzana gorda que has puesto en la foto de cabecera del blog es espantosa (y me da mucho miedo).

AROAMD dijo...

Lo intentas, y bien ¿eh? yo, casi que me creo que eres santa..

y encima graciosísima.

Luego se te sale lo malignillo al final...seguro que mientras la cara de buena y la barbilla compungida mirando al vagón, pero.

Anónimo dijo...

Hombre, las embarazadas también tienen derecho a desplazarse y no te puedes imaginar lo mal que sienta tener un tripón enorme, encontrarte como si te murieras y que nadie te deje el asiento que para más inri está reservado para estos casos, ya me lo dirás cuando te pase.

ROSA dijo...

A ver querida, todo esto viene porque últimamente entre el metrero y tu os habéis puesto de acuerdo para que siempre pierdas el tren.

Prueba algo: prueba a sentir que el metro estará ahí, prueba a estar convencida que cuando bajes las escaleras -sin correr- faltarán tan solo 30 segunditos que será el tiempo justo para que vayas al punto del andén que prefieres... pruébalo y cuéntame ! ;p

sti dijo...

JAajajajjaajajaj... ¡Eres una chunga!
Yo a veces también tengo "uno de esos días" en que quieres aniquilar al prójimo, en general. "Uno de esos días" en que incluso la respiración ajena me parece una provocación en toda regla.

En cuanto a los cajeros, lo que peor llevo son los inmigrantes. Y es por una razón bien sencillita: siempre, insisto, siempre tienen cartillas en lugar de tarjetas de crédito. Esto significa que tardan 5 veces más en hacer cualquier operación. Me pongo de muy mala leche cuando veo que hay uno (o varios) inmigrantes en la cola del cajero. ¿¿¿Por qué no usarán tarjetas???

Alf dijo...

....No recordaba tu poca paciencia de los lunes pobre senora seguro que se llevo el susto del siglo al ver tu cara de mala leche de lunes jijiji
Si es que me lo imagino.
He dixo que me aburro en requena?
Ya te contare cuando vuelva...

*V* dijo...

David, precisamente porque soy de Carabanchel sé que a as ancianas de por aquí no hay quien tenga pelotas a robarlas la pasta...
Y la Manzana gorda se queda, y nunca he tenido en cuenta tu ausencia de gusto pictórico así que ahora no va a ser el momento de empezar a hacerlo.

Arogüiii....soy una santa, y mi movimiento de barbilla lo confirma! nada, la malignidad es algo que me sale así, solo, cuando tengo mucho sueño.

Tranquila, Su, tranquila, que yo lo sé, que lo pasais fatal pro precisamente por eso quiero vuestro bien y que os quedeis quietecitas en casa sin molestar! ;P

Ay Rosa, en eso tienes toda la razón de mundo, paso excesivo tiempo ahí abajo... el metro me está matando!... y nada ¿eh? lo del pensamiento positivo en el transporte público madrileño no funciona, te lo digo yo!

jajajaja....que va! soy una aspirante a chunga que es peor! si luego llega una venerable anciana y me acojona....
Es verdad, esa es otra situación bancaria desquiciante, la gente que va con la cartilla y eso no para de actualizarse constantemente.... empiezo a pensar que necesito un cajero para mi solita!

A mi no me dio la sensación en ningún momento de "pobre señora", la verdad.... y nada, ánimo allende los mares!