lunes, julio 07, 2008

Verde que te quiero....



Lo primero el cielo. Inmenso. Madrid no tiene cielo y menos en verano cuando parece que el calor del asfalto convierte la ciudad en una inmensa sartén sin cielo. Y en cambio, a casi 127Km allí está, esperando el cielo, y yo con la cara pegada a la ventanilla para no perderme eso, lo primero, el cielo.

Después viene el olor. Abrir la puerta del coche, salir y notar el inmenso olor del Verde que te desatasca las fosas nasales que andan a estas alturas casi achicharradas por culpa de la contaminación. Y aunque es de noche y no se ve nada, sabes con certeza que está ahí, bajo el cielo, esperando, el Verde que te sorprenderá por la mañana aunque ya lo conozcas a fuerza de verlo verano tras verano. El mismo olor que te acompaña en las noches de terraza y charla, bajo una parra, en donde el tiempo es infinito a pesar de sus límites.

Y al final ellos, los que se sientan a tu alrededor en una terraza o en unas escaleras destartaladas recreándose con batallitas imposibles o esforzándose por entender y compartir, que no es poco.

La gente nueva son los lugares de vacaciones, nuevos sitios por conocer, futuros posibles, hogares de alquiler, expediciones que te enseñan nuevos caminos.
Los de siempre, la gente de siempre, es tu hogar, el sitio al que siempre regresas para descansar, para tener tranquilidad, para recuperar seguridad, para encontrar protección. Son el lugar en donde deshaces la maleta y te pones el pijama, o te quedas en bragas lo mismo da, para recordar lo que eres, para recordar de dónde partes. Son aquellos que esperan pacientemente a que vuelvas de explorar nuevos caminos y les cuentes si te han gustado o no. La gente de siempre es esa, la que se sienta contigo en unas escaleras destartaladas durante, aunque sea, dos horas, y entre pipas, hielos y vasos a rebosar se recrean compartiendo de todo lo posible lo imposible. El sitio del que siempre reniegas y al que siempre vuelves, porque es eso, tu hogar.
Una parra y conversaciones, risas, sonrisas y el viento que te recuerda que el verano no es eterno aunque acaba de comenzar, ese viento traicionero que te hace recordar que, por mucho tiempo que pase, el valle siempre te engañará. Y por la mañana la risa de Marco como despertador.
Y el domingo de vuelta a Madrid, que se echa de menos el asfalto, las otras risas, las nuevas rutinas y que siempre es bueno comprobar lo mucho que se aprecia el olor y el sabor del melocotón después de un fin de semana agotador que te vuelve a recordar que tienes sentidos.
La foto, tal cual, es de David (otro David)

6 comentarios:

AROAMD dijo...

yo creo que el orujo de hierbas del bar ese contiene algún tipo de sustancia aditiva al rancho eh? ayer tu colegui david, el otro, o este, nos estuvo haciendo una exhibición de cómo podía relacionar todo (INVOLUNTARIAMENTE) con ÉL, el pueblo, ... paradigma y medida de todo ...
besos monilla (el illa es de cariño)

AROAMD dijo...

la crema de orujo, me disculpe hasta el juez de paz

Pipilota dijo...

Ay

una nubecilla de recuerdo cruzó los valles del olvido.

Esto es "Pies de barro" y se refiere a una cosa bastante más vulgar como es el día después de una borrachera descomunal, pero me venía como anillo a la nariz.

Cuanto te odio.
:*

Anónimo dijo...

¡Pueblo! ¡Pueblo! A mí lo que me vuelve loca es el olor de la flor de los castaños, que en esta época invade todo el pueblo, sobre todo por la noche. Es salir del coche, respirar, y me entra el buen rollo.

david dijo...

Es todo tan bucólico que uno se siente fatal leyendo eso de los de siempre y pensando que bueno, faltaba él, y que es tristísimo que no se le echase de menos, con el ego tan grande que uno tiene, ese al que le gusta tanto que le rasquen. Es tan bucólico que da miedo leer esa definición y ver que no se encaja en ella, que uno debe ser otra cosa, algo que cuando lee nuevos caminos se queda pensando en caminos nuevos, y cosas por el estilo.

*V* dijo...

Puff...yo creo que la adicción a la crema de orujo es una de las consecuencias del lugar ¿eh? y es que....el caballero probablemente tenga razón, todo puede relacionarse con él, con el pueblo ;P

Ay Pi,esos ataques de añoranza sólo tienen cura dandose un paseo hasta la sierra toledana, a mi es lo único que se me ocurre ¿eh ? ;*

Eso! coño, blanqui, que sabia eres!! la flor de los castaños (¿que si no!?)... vamos, lo que a mi me olia a verde cuando el otro día me bajé del coche y..coincido, que buen rollo da ese olor!

Deivid, amor, se echaron de menos los ausentes aunque estuvieran presentes. Eso no lo dudes. ;*