domingo, agosto 03, 2008

De genios




El que más o el que menos tiene aires de grandeza, fantasias en las que uno es el artífice de un gran cambio (en positivo, se entiende) que hará que su foto se publique en la mejor de las enciclopedias. Pero publicar una obra magna tiene sus complicaciones.

Andaba yo concentradísima leyendo esas cosas que me tengo que leer cuando Narciso ha empezado a hacer cuentas. Si Alexander Gordon publicó su Itinerarium septentrionale proximadamente 30 años antes de morir, si yo pretendo morir a los 60 tengo tan sólo dos años para publicar mi obra magna y pasar a los anales de la historia.

Cómo mi intención en morir a los 102 años estoy más tranquila porque eso me deja más margen para seguir cultivando la gran obra que marcará a las generaciones venideras y que, pienso, llevará algún interesantísimo título en Latín, algo así como "Totum est cultura" "brevissimi dietario nocturnum vidae" (de más de 1000 páginas, claro, que es lo que suele ocupar todo lo que se titula Brevissimi) o " Perezam divagatio" (sigo sin entender por qué me costó tanto aprobar latín...)

El título y la portada casi lo tengo claro, es la parte más complicada también y por eso es lo más tiempo me está llevando porque el argumento en líneas generales es sencillo. Por lo que he visto/leido lo primero son los agradecimientos. Los que más me gustan son los que se utilizan en la historiografía americana porque es su forma de decir "lo que aquí cuento no se hubiera publicado si Martin X y Belinda Y de la fundación (pongamos) Ford no lo hubieran dictado y pagado". Cómo mi obra magna va a ser autónoma (pretendo) mequedo con el otro tipo de agradecimientos, los que son en plan "a mi papa, a mi mama y a todos mis amiguitos". Estos son una manera de decirles que esa es la única forma en la que sus nombres van a aparecer publicados porque aquí la gran mente pensante eres tu y si ellos fuesen como tu no estarían en la página de agradecimientos sino en las notas a pie de página.

Luego se sigue con una declaración de intenciones en tono humilde y casual porque sabes que es así como tienen las grandes ideas los genios. Así que mientras cuentas que la idea de tu obra magna es fruto de muchos años de trabajo pero que nació durante una entretenida charla con tus amigos y unas cerves, te acuerdas de esa imagen de Newton y la manzana y te sientes un crack. Y es que explicar que para poder publicar antes enviaste unos cien mil trabajos diferentes a todas las instituciones existentes y finalmente una fundación bondadosa decidió publicarte esa obra (que probablemente sea la que menos te gusta pero la que tiene un tema más de moda) no es políticamente correcto y queda menos chulo, se supone que los genios no se pelean con la administración, el marketing y las empresas sino que tienen grandes momentos de inspiración.

Y ya te explayas con el tema en cuestión. Cómo ya he dicho que al final el tema lo eligen otros y normalmente a ti te terminan importando un carajo, tiendes a sobredocumentarte para que, al menos gracias a las citas de otros pobrecillos como tu, parezca que eres docto porque, las cosas como son, aquí el que no cite a alguien es un mindundi inculto.

Por supuesto todo lo que escribas tiene que ser en tono de "verdad universal" porque de lo contrario no tendría éxito, la gente no quiere leer posibilidades quiere grandes verdades y, especialmente en Historia (porque de Antropología no quieren saber nada que no sean exóticas tribus...) necesitan grandes verdades a poder ser rodeadas de misterio, complot y secretos (incluyendo la palabra "masón" o "templario" cada cierto tiempo). Así que si además de tener una obra magna quieres que alguien te la compre y la lea lo suyo es aprender un poquito de la visión de mercado de P.M o C.V e intentar escribir algo científico pensando en que lo que estás escribiendo es un best seller.

En fin, divago, divago y no paro de pensar en Ignatius J. really y en qué a mi que me importará todo esto si yo no tengo ni la más mínima intención de meterme en estas historias. Y es que al fin al cabo si el mundo necesita genios ya se encargará de hacerlos el marketing.

2 comentarios:

Yayo Salva dijo...

Me encanta ese tono desenfadado de entender la "genialidad".
Saludos,

*V* dijo...

Graacias Yayo aunque por mucho que diga soy de las que sigo convencida de que la genialidad de verdad no necesita del marketing y, a veces, ni de publicaciones (aunque es de agradecer que las haya de determinados genios!)
Un abrazo.