De pelos

Mi relación está en crisis. Mi peluquera y yo estamos entrando en una etapa de distanciamiento y tensión. Es la relación estética más larga que he tenido y la verdad es que me duele que las cosas se estén deteriorando.

Anteayer fui a pedirle una cita y cuando me vio entrar cambio su habitual sonrisa por su cara de "¿ya te toca volver?". Yo repentinamente recordé nuestro último encuentro y cambié mi cara de "que bien, que bien, cambio de look!" para poner los ojos chiquininos que expresan "como me vuelvas a hacer lo de la última te arranco yo a ti los pelos".

Así que en un ambiente en el que se echaba en falta la música de "El bueno, el feo y el malo" como fondo, le dije esa frase tan nuestra y tan íntima de "¿tienes hueco el jueves por la tarde?" pero ella no estaba nada receptiva y contestó con un sequísimo "pues lo tengo que mirar ¿eh?" mientras le cobraba sus actualizadas mechas fucsias a mi vecina del tercero. Después de cobrarle, seguido de los consecuentes cinco minuto de marujeo y de "pues tu si que estás mona, mari", sacó su libreta negra (en la que están apuntados los movimientos de todas las féminas del barrio que hace tiempo que renunciamos a ir a Spejos) y, en tono amenazante y levantando la ceja dijo "podría hacerte un hueco para las cuatro y media, ni antes ni después".

De acuerdo. En esas quedamos. Pero cuando hoy he recompuesto la agenda por sexta vez esta semana y le he confirmado a Emilia que mañana comemos en el cubano de Sol pero que sólo vale hablar por señas(que para eso hemos quedado!), me ha dado un repentino vuelco al corazón cuando he sido consciente de que me tocaba ir a decirle a mi peluquera que la tenía que volver a dejar tirada a pesar de que me había hecho un hueco en el almanaque negro, poniéndolo todo de su parte para que retomáramos nuestra relación.

Y es que las cosas no son lo mismo desde que le hice lo peor que se le puede hacer a una peluquera: me quité el peinado que me hizo y me pilló. Y es que si algo tienen, al menos, todas las peluqueras a las que he ido en mi vida es que se empeñan en convencerte de que te queda bien lo que claramente sabes que no te queda bien. Así que cuando fui a cortarme la coleta (y decidí pegarle ese tajo a mi melena) le dije que, a pesar de que siempre que he ido y me he alisado el pelo por aquello de no poder tenerlo liso nunca, no quería que lo alisara, que era muy corto y solo quería cortar y teñir.

Pues bien, cortar cortó, teñir...... pues para mi seguía pareciendo el mismo color y eso le hice saber y ella (que siempre me pregunta si tengo ficha o si recuerdo de que color me tiño normalmente....)me dijo que ese era el color de siempre. Pero lo que nos acercó al abismo fue cuando empezó a alisarme el pelo y yo la insistí en que no lo quería liso. A través de esas técnicas tan convincentes que suelen tener conmigo las peluqueras (con las que no me cansaré de repetir que se me anula la personalidad) no sólo me lo alisó sino que, en un pis pas, mi vecina del tercero y yo teníamos el mismo peinado (con la diferencia de que ella había conseguido sus mecha fucsias y yo seguía con mi color natural por el que me había cobrado el módico precio de un tinte).

Por eso es normal que, después de subir a mi casa y ver que mi peinado se parecía más de lo que me hubiera gustado al de Carmen Sevilla, me limité a mojarme el pelo y echarme espuma. Con tan mala suerte que, estaba yo en uno de esos días de no parar, y cuando bajé de mi casa me encontré a mi peluquera en el portal que se limitó a decir "ya veo que no te ha gustado lo que te he hecho". Y desde entonces estamos distanciadas. A mi porque me da pereza pagar para sentirme dominada por esa fuerza que ejerce sobre mi ese gremio, y ella por semejante agravio.

Y encima llego yo y le cambio el jueves por el lunes (aprovechando, eso si, que no estaba ella). Verás como cuando el lunes la diga que quiero un milagro y que necesito menos volumen me va a mandar mentalmente a la mierda y al final salgo de allí con mechas fucsias y planteándome ir a tomar un café con mi vecina del tercero.

La foto la encontré por ahí