sábado, noviembre 01, 2008

De pacientes




El otro día llegamos a una gran conclusión.

Sentadas en un ventoso pasillo del 12 de Octubre, intentando mantener lo poco que nos quedaba de calorcillo corporal en una planta del Hospital sin ventanas aunque con unas sospechosas corrientes de aire, nos dimos cuenta que los encargados de realizar el casting de "Hospital central" (o series hospitalarias similares) han debido ser pacientes que han aguantado el mismo suplicio y que han matado el tiempo observando los médico guapetones que por allí deambulan. Si llego yo a saber que los hospitales andan tan bien servidos de especímenes humanos, hubiera dedicado más tiempo a arreglarme para pasar las tardes allí. Pero claro, quién iba a imaginar que para ser cirujano además de los exámenes correspondientes les iban a seleccionar por su CV con foto actualizada a tamaño completo (eso es, sin duda, porque en recursos humanos se aburren mucho y quieren animar su habitat laboral, lo de opositar es una tapadera, fijo).

Aunque, pensándolo fríamente, es mucho más práctico y más cómodo tener a los médicos de toda la vida, esos que son entes impersonales con los que intentas hacerte entender, porque la verdad, no hace ni puñetera gracia que por fin el doble de George Clooney te diga "por favor, quitate la ropa" y la historia termine con una tu sedada, llena de puntos de sutura y escuchando, mientras mantienes el equilibrio en una postura nada casual, como el doble de George y su colega mantienen interesantes conversaciones sobre el partido del día anterior o criticando a la nueva que es una enchufada (comentarios que se intercalan con un "esto no tiene buena pinta" que te deja infinitamente más cómoda, si cabe)....

Así llegas a varías conclusiones que hace que se te quite la ilusión por las cosas:

1.- Es normal que a lo médicos no les cueste cumplir con cierta ética en relación a los pacientes porque tienen algún tipo de movida en los ojos que hace que tu de repente seas algo bastante parecido a una lavadora rota.

2.- Las pelis nos han metido mucha mierda en la cabeza y cuando ves a un médico guapetón te crees que él puede verte. Eso pasa la primera vez, luego ya vas con el convencimiento de que sabes que el médico sabe que eres una lavadora rota.

3.- Sentir el don de la invisibilidad es agradable, el problema es cuando te creces y te crees realmente invisible y alguna enfermera con un tono de voz imposible te grita que está prohibido entrar por esa puerta.

4.- El 12 de Octubre debe ser un sitio la mar de fresquito en verano.

5.- Si eres invisible en la consulta y en el quirófano, eres (necesariamente) invisible en los pasillos, por eso el guapetón que te haya suturado o estirpado o moñeado de alguna forma, no tiene inconveniente en colarse de mala manera cuando vas a echar moneditas para conseguir un café que te quite el mal cuerpo que te ha dejado tu cita ficticia con George Clooney.

6.- Dejar que se te cuelen y no decir ni pio dice mucho de lo que te ocurre en los hospitales. Esta gente debe tener algún tipo de gas o movida en las batas blancas que anula tu personalidad. Eso en la calle hubiera implicado una bordería, mientras allí miras al tipo que te ha dejado como si te hubieran dado una paliza con cara de corderito (no sea que le de por sacar otra vez aguja e hilo).

7.-Eres invisible en todas partes excepto cuando quieres entrar por la puerta prohibida.

Cómo yo no era la paciente no puedo dar más detalles de lo que se guisa dentro de las habitaciones de tortura, de todas formas seguiré atenta a estos comportamientos.

4 comentarios:

Pipilota dijo...

El proximo día que vayais dame un toque... por alegrarme la visual más que nada ¿sabes?
Los de La Paz no merecen la excursión :º

Verónica dijo...

Oyeeeeeeeeeeeeee, ¡qué no vale, coño!

En ninguna de las ocasiones que he pisado El Clínico, como paciente (más de las que quiero recordar) o como acompañante (últimamente, esto gana con goleada a lo anterior), ni el San Grégori (siempre como acompañante y prefiero no recordarlo), en ninguna, recupero la idea original, me he tropezado con hombre maravilloso alguno.

Y, no vale, joder, que, ya que los he visitado tanto y tan frecuentemente, al menos, en una ocasión, podía haber tenido la suerte, ¡vamos, digo yo! Aunque sólo fuera por eso de la estadística que se estudia (algunos sé que lo han hecho) en la Universidad.

Acepto que, cuando he estado de paciente, no me haya percatado de ello. Si tenemos en cuenta que soy miope y que, lo habitual, es que me hagan desprenderme de las gafas, pues ... lo acepto. Pero, carajo, cuando he estado de acompañante, ya no sirve esa excusa. Y he pisoteado los dos hospitales a todas horas, por la mañana, al mediodía, por la noche, por la noche avanzada, por la madrugada .... Y, ni una vez. Lo juro por el ombliguito del niño jesús ese de los cojones.

Ahora que lo pienso, tal vez la última vez, con mi plural, el último cirujano que le atendió ... Sí, tal vez, tenía su puntito. Pero era un imbécil profundo, según él podíamos llevar una vida del todo normal (tenía el culo abierto, por dios, ¿quién puede llevar una vida normal asín?), no se movió de la puerta de la habitación en ningún momento (debía temer que le agarráramos a la pata de la cama, y, juro también que estuve a punto de ello) y, además, debió darse cuenta de los ojos asesinos con los que le estaba mirando ....

En fin, para la próxima, pediré cambio de hospital, ya que tengo que andar por uno de ellos, al menos, alegrarme la vista un poco, vamos, digo yo ....

ETDN dijo...

Eso digo yo...no es que visite mucho las urgencias hospitalarias, pero mis médicos no se parecen nada, pero nada, a Clooney (y eso que mi favorito de Urgencias era Carter...)

salu2

*V* dijo...

MariPi! el próximo día te llamamos, que te aseguro que estar allí con inesita es la mar de entretenido ;*

Tranquila Verónica, si a mi tampoco me había pasado, yo también he estado ingresada en el clínico y na de ná... esto, por lo visto, es exclusividad de los sotanos del doce de Octubre!.. pero vamos, bien pensado, podríamos hacer entre las dos una guía práctica de pacientes y acompañantes de los centros hospitalarios ;D
EL mio también (Carter, digo)... que mono, que tiempos :)... nada, que yo creo que tuvimos suerte y pillamos al único médico guapetón que tiene la seguridad social en plantilla.

En fin, besos bien repartidos.