jueves, diciembre 04, 2008

Apuntes de Edimburgo





- Aunque cuando bajas del avión y sales por primera vez a la calle parece que el clima es normal, en realidad no es así, hace un frio del carajo de ese que se te mete en los huesos y no te abandona hasta el verano.

- Los Edimburgueses (o Edimburgueños) tienen algún tipo de disfunción genética que les lleva a no notar el frio, es más, consideran que todo el año es verano y van en tirantes por la vida. Eso de no tener Verano como tal, les ha llevado a crear veranos ficticios constantes.

- Los Edimburgueses (o Edimburgueños) cumplen todos los tópicos culturales imaginables: llevan faldas escocesas, son blanquitos, y no llevan calzoncillos (ni con falda ni sin ella)

- Todo lo que tienen es grande y está pensado para bajitos (y me refiero a las cosas materiales, conste). Al principio pasó por mi mente la absurda idea de que simplemente era un ciudad que había tenido en cuenta minusvalías varías de la población a la hora de organizarse (por aquello de tener semáforos pequeños y gordos o telefonillos a la altura del pecho..) pero luego, como bajita que soy, me día cuenta que no, que son solidarios y aunque ellos son grandotes no se olvidan de lo pequeños que somos los guiris mediterráneos.

- Como son gente muy grande, lo hacen todo a lo grande, por eso tienen unas tazas gigantes de café, unas jarras gigantes de cerveza, unas ventanas gigantes en las casas, unos muffins gigantes de chocolate y una confianza inmensa en los guiris.

- Al principio asusta un poco que hasta el taquillero del metro te sonría y te repita las cosas mil veces sin abandonar la sonrisa y sin dejar de llamarte lady, por eso de proceder de un país en el que preguntar aunque sea una vez las cosas te convierte en un ser indeseable que estas decidido a joderle el día a cualquier trabajador de un servicio público... después empiezas a pensar en la posibilidad de que en otros países consideren la amabilidad como algo natural en el trato hacia los demás. Finalmente concluyes que no, que eso es imposible, que en tu país no pasa así que seguro que te sonríen y son amables porque son psicópatas que comen guiris para desayunar.

- Edimburgo es una ciudad de cuento, con calles sobre calles, callejones que terminan en miradores abismales, hilanderas cantando en las calles y chocolate a espuertas. Aunque queda demostrado que si pasas más de una hora parada en la calle vas a querer amputarte tu misma los pies. Por eso, cuando ves a un edimburgués/a en tirantes empiezas a pensar en que son una raza superior, sin duda.

- Estoy convencida de que en el aire existe algún tipo de gas que hace que las 23:00 h te parezcan las 6:00 de la mañana y que a las 23:30 ya te hayas ido a dormir con la sensación de que el día no tiene 24 horas sino 48.

Yo creo que debería volver e informarme a fondo sobre esas costumbres suyas con el café, la cerveza, el chocolate, la amabilidad y la facilidad para mantener una ciudad límpia y bien pensada. Que grandes.

8 comentarios:

Alf dijo...

Que bonito viaje que envidia!!!
Besos guapa.

*V* dijo...

Bueno, tengo entendido que alguien tiene como profesión viajar así que eso de envidia ;D
Besos niño!

mery dijo...

Joder, ahora tengo ganas de ir a ver todo lo que has descrito jajaja un besito!!

*V* dijo...

Tienes que ir Mery, aquello es increible, en serio ;D
Besos

Anónimo dijo...

Ya te digo. Todo tal cual. Salvo que no era el taquillero del metro sino del Tren (creo que allí no hay metro). Pero vamos, también fue amable el autobusero que nos avisó de donde teníamos que bajar sin pedírselo, la dueña del apartamento, la gente de la calle que se ofrecía para hacernos una foto... ¡hasta los porteros del pub!.

Pipilota dijo...

Ayer echaron un reporteje de Edimburgo y me acordé de tí, pero me gusta más tu reportaje. Conste :)

ROSA dijo...

Qué bonito, qué envida, qué bucólico... volverás para Navidad?

lentejas dijo...

Me has puesto los dientes a la altura del pecho (lo que a estas alturas significa "extremadamente largos", espero no morirme sin haber ido a Edimburgo...