martes, enero 20, 2009

De virus

Una sala de espera abarrotada de gente, lo que hace que el ambiente sea lo más parecido a una masa densa e irrespirable que, sabes, está cargada de todo aquello que desde tu más tierna infancia te han dicho que poco a poco acabaría contigo, virus al fin y al cabo.... y no puedes evitar pensar que si has llegado alli con algún tipo de enfermedad, tras esa espera tu enfermedad va a pasar a ser mortal.

La mujer de las gafas que siempre quedan debajo de sus ojos (¿y para que las lleva?!) abre la puerta con un folio en la mano, revisa lenta (muy lentamente) los nombres que aparecen y empieza a recitar en un murmullo constante, más parecido a balbuceos que a palabras, lo que deben ser los nombres de los allí presentes (deben porque únicamente presto atención al mio y al que va delante del mi). Cómo siempre no soy la primera, a veces me pregunto si para conseguir el primer puesto en cualquier lista es necesario pasar la noche en la puerta o sobornar a algún funcionario aburrido porque, por muy pronto que llame, nunca soy la primera. Así que me entretengo escuchando las toses de los allí presentes, contando los segundos que hay entre tos y tos (cómo cuando cuentas el intervalo entre el trueno y el relámpago, cosas para matar el aburrimiento...) hasta que la señora de las gafas caídas aparece balbuceando mi nombre.

Entro en la consulta y me desplomo encima de la mesa, con los brazos cruzados y la cabeza sobre ellos, levantando levemente la vista para confirma si mi entrada dramática ha conseguido el efecto deseado en la señora de las gafas caídas. Pero ella se sienta mirando la pantalla del ordenador y se limita a confirmar que el nombre que aparece en la lista de su folio coincide con alguna especie de ficha que debe de tener guardada en la base de datos. Finalmente, me mira con fastidio y procede con el cuestionario habitual. Con cada pregunta evidente (¿eres Verónica? ¿tienes la tarjeta?...) yo levanto la cabeza para volver a desplomarla sobre la mesa tras un breve "aja" como respuesta, hasta que por fin me pregunta lo que andaba esperando:

- Y bien, ¿que te pasa?
- Me muero....lo juro, va en serio, me duelen todos los puntos de mi Ser, musculares y no musculares... me duelen hasta las pestañas!!! y esto debe ser lo más parecido a estar muriéndose, a ir poco a poco consumiendote.... debe ser eso, que me estoy consumiendo y por eso me duele todo...me mueeeero!!!- Y me vuelvo a desplomar esperando la absolución o que me inyecte algo que acabe de una vez por todas con mi sufrimiento. Pero ella mantiene la misma compostura que siempre y, sin retirar la mirada de la pantalla (en donde debe de haber registrados todas mis visitas anuales que suelen coincidir por estas épocas), me mira con lo que parece que es una sonrisa maligna para decir un breve "Paracetamol"

- Ya...estoy....tomando....paracetamol- inspiro, respiro, inspiro, respiro.
- pues sigue tomándolo-

La frialdad de esta mujer a veces me espanta.

- Vale, vale...seguiré tomando paracetamol aunque esté muriéndome....(malditazorrainsensible)
- aja
- Hmmm... necesito un justificante
-¿has faltado hoy al trabajo?
- No, pero estoy muriendo, no creo que mañana me siente bien ir a trabajar....me m-u-e-r-o
- ¿trabajas en la calle? ¿las condiciones de tu trabajo implican que cojas frío o que haces un esfuerzo sobrehumano que empeore tu C-A-T-A-R-R-O-C-O-M-U-N.
- malignadelasmalignas....no, trabajo en un sitio cerrado y sentada.
- Entonces puedes trabajar perfectamente.
- ¿aunque me esté muriendo?
- Si, aunque tengas catarro común.... que como mucho derivará en una gripe...común.
- Está bien, está bien.... me iré a mi casa y mañana a mi trabajo a agonizar.... y esto me recuerda que no es necesario que vuelva hasta que no esté muriendo realmente!

Y una año después me veo en la misma sala de espera en donde el ambiente se carga por momentos a medida que los enfermos dejan escapar, con cada tos, los virus que les están haciendo sentir como si se murieran. Y la puerta se entreabre lo suficiente como para que la señora de las gafas caídas comience a balbucear los nombres de los que, sabe, se creen moribundos.

Ay...que malita estoy y como desvario por dios...me muero,aaay....

2 comentarios:

lentejas dijo...

Hoy te habrán recibido en tu trabajo como se recibe a una bomba biológica... te habrán dejado suficiente espacio...

Mejórate.

*V* dijo...

jajajaja... no creas ¿eh? que a veces por una baja laboral la gente hace lo que sea!! ;D

Gracias!! la verdad es que al final con el paracetamol y el ibuprofeno en dosis constantes se consiguen grandes logros!