jueves, junio 18, 2009

Como la Duncan...



Casi muero, con mucho estilo eso sí, como contaba Clara que murió la mismísima Isadora Duncan, pero casi muero...

Y es que iba yo, más contenta que toda las cosas aprovechando esa alegría que me proporcionan los vestidos largos por aquello de poder andar toda la mañana jugueteando con los vuelos de la falda mientras correteaba de un lado para otro (intentando encontrar el gran nuevo enigma que Excel nos ha proporcionado hoy.... y yo que soy de letras....) y más fresquita que cualquier otro día... encantada, vaya, que estaba yo con mi vestido de los chinos (que por mucho que se diga, a mi lo bonito y lo barato me pierde, y no voy a dejar de comprarlo porque sea de los chinos y no lo anuncie la Pe... arriba la factoría Mulaya como dijo una gran sabia una noche) divago...pues eso, que entre unas cosas y otras, y entre un olé! y otro, estaba yo gozando como del asunto como una niña chica, igualita...

Aisch, pero la tecnología la carga el demonio y el fatal destino lo encuentras donde menos lo esperas.... la Duncan en su coche y yo, por ser pobre, en las escaleras mecánicas del metro... que ya es triste que cuenten que te ahorcaste en las escaleras mecánicas...que poquito glamour y que epitafio tan feo.....

A las escaleras había llegado yo exactamente, a las del metro, como decía iba yo igualita que un pavo real con mi vestido, y me he montado en las escaleras mecánicas sin parar de hablar con mi compañero y con el mismo cuidado al montarme que puede tener el pato Donald conduciendo (pero con más glamour, por el vestido, ya sabéis.... más bonito que todas las cosas...era....). Y mientras andaba yo pedorreando cualquier estupidez postlaboral he notado como, poco a poco, algo tiraba de mi había abajo....bueno, más bien de mi vestido, y yo que soy simplista por natura y que tiendo a echarme la culpa de todo he dicho "ya me he pisado el vestido y encima tiro de mi misma!"... pero aquello bajaba muy rápido, casi tanto como la mirada de mi compañero, primero al escote y después en busca de la causa de ese repentino cambio de "look"... y allí hemos mirado los dos con los ojos como platos, al dobladillo de mi vestido que estaba siendo devorado por las escaleras mecánicas del metro. Yo he hecho lo acorde con mi glamour, he dado una leve exclamación y he intentado zafarme de la horrible máquina.... o más bien me he cagado en la p*** (los asteriscos no es por pudor, sino por dar por saco a los visitantes que llegan a mi con esa palabra) y he tirado del vestido pensando en la horrible muerte que hubiera sido aquello...y después en la horrible mancha de grasa del vestido que eso no va a haber dios que lo quite...

Mi compañero ha tenido a bien recordarme que, más que morir, me hubiera quedado en pelotas en mitad de plaza de castilla y, por supuesto, él hubiera hecho lo propio para notificarlo en la oficina, aunque hubiese sido caballeroso y me hubiera prestado el periódico para taparme, después de una foto o algo que demostrara que no se estaba inventando una historia surrealista.

Pues eso, que casi muero, como la mismísima Duncan.

8 comentarios:

Pipilota dijo...

Qué momennnnto Mártinez.

Tal vez no fuera precisamente glorioso pero tu estilo a la hora de contarlo, sí.


de todos modos el epitafio no sería: "se ahorcó en las escaleras mecánicas...que poquito glamour"
sería:
Se ahorcó en las escaleras mecánicas con todo su glamour.

Luego vuelvo. Muacka

pepa dijo...

¡Si no existieras, habría que inventarte!, estas cosas solo te pasan a tí, (bueno a lo mejor a pipilota, también).

Juan Rodríguez Millán dijo...

Ah, si Marylin hubiera descubierto las escaleras y no sólo la rejilla de ventilación del Metro... Por lo menos te habría dado un referente menos dramático para esta entrada, je, je, je... Me alegro de que el suceso no tuviera mayores consecuencias...

*V* dijo...

Uy Pi, muchas gracias pero eso del glamour me da mi que no ¿eh? algo salá bueno, pero glamour al uso...como que no, pero da igual que conservar el glamour tiene que ser un toston soberano!
¿cuando vuelves????

^_^ que cosas más chulas me dices pepa! si es que lo mismo Pip y yo nos tenemos que montar un universo paralelo super gravcioso!

Uy Juan, ya me gustaría a mi que algo casual hubiese quedado tan bien como lo de Marilyn! y ella hubiera quedado divina hasta en las escaleras mecanicas! ;D

Y grcias! pues si, menos mal que no paso a mayores!

Besos en general

lentejas dijo...

Jaaa, ja...Qué risa, tía Felisa... Perdona que me haya escojonáo, pero ya sabía que habías sobrevivido (yo no me comunico con fantasmas... aún)

Lo guapísima y glamourosa que habrías paseado por el metro tapada por un periódico... Seguro que pensaban que eras una activista pro derechos de vayaustéasaber...

*V* dijo...

Reiros, reiros malvadas!...que yo también me reí! a ver si no que voy a hacer ;D

Y eso seguro, la verdad es que no creo que en Madrid la gente se sorprenda por nada....

Verónica dijo...

Si es que .... ¿Por qué seremos tan patosas las Verónicas? En general y en particular.

Eso sí, nos ocurren unas historias que son para contarlas. Tú te das, además, mucha maña a la hora de hacerlo, y, claro, pasa lo que pasa: recién incorporada de vacaciones una se rie como una descosida en la oficina y el personal termina pensando que, efectivamente, lo mío no es normal.

*V* dijo...

Pues me alegro haber conseguido unas carcajadas que esas cosas en la reincorporación laboral vienen muy bien!