domingo, noviembre 22, 2009

De argumentos



Argumentos que mueven montañas, sin duda. Y todo viene por culpa de los pingüinos, que anda que no son monos, pero resulta que por culpa de su vida amorosa tuve un bonito ejemplo de ese tipo de argumentos que mueven montañas, de esos que son igual de irrefutables que de insulsos.

Resulta que en el trabajo nos estuvo comentando una compañera que lo que más le gustaba de los pingüinos (si, hablamos de esas cosas...) era que cuando conocían a una pingüina le era fiel y estaban juntos de por vida.. a lo que yo dije "pues que coñazo" y entonces todas las féminas allí presentes se echaron las manos a la cabeza. Intenté suavizar la información recibida explicándome: " a ver, me refiero a que afortunadamente yo no permanecí de por vida a lo que yo creía que era mi primer gran amor" y entonces hubo un aluvión del tipo "piensas como un tio" (¿ein?) y (al lorito) "eso es porque nunca te has enamorado de verdad porque cuando te enamoras de verdad haces lo que sea por esa persona con tal de que esté siempre a tu lado".. de verdad, de la buena, claro...y, aunque a mi la frase me sonó super psicópata casi al punto de pensar en ordenes de alejamiento y tal, hubo un asentimiento femenino general. Así pues. Argumentos que mueven montañas:

1.- Entorno al "a ti lo que te pasa es que no te has enamorado de verdad": Y que en los últimos meses se repite de forma escalofriante. Cómo decirlo suavemente...eso es una gilipollez, como no hayas pasado de los 15 a los 30 encerrado en un convento es imposible no haberte enamorado, aunque sea de un poster. Pero claro, está la coletilla, el "de verdad". No, yo me he enamorado de mentirijillas, pa pasar el rato y eso, porque me sobraban años en mi vida y he dicho ¿qué hago? pues nada, me enamoro y luego ya si eso lo mismo se me ocurre algo diferente. Claro la idea de fondo es que la/el que se enamora de verdad es la/el que llega hasta el fin de sus días al lado de la otra persona, cómo si cada uno de nosotros no conociéramos ejemplos de gente que pasa su vida al lado de otra porque no tiene nada mejor que hacer o, incluso, de gente que, a pesar de querer mucho a la otra persona, consideran que por el bien personal de cada uno lo mejor es dejar la relación. Pero no, no nos confundamos, eso jamás será considerado "amor de verdad", enamorarse de verdad es lo que hace el pingüino (el pobre), pasar al lado de la otra persona toda la vida, aunque una mañana la otra persona se te revele como el enemigo.
Y no digo que no sea posible, lo es, mis padres lo han hecho y un mogollón de gente más. Digo que presuponer la vida personal ajena no es ni será nunca un argumento.

2.- Entorno al "cuando seas madre comerás huevos (o caldo, o pasas o como se diga): Volvemos a lo mismo. Vamos a ver, ¿que coño tendrá que ver haber parido con tener un conocimiento profundo entorno a lo que supone tener hijos?. Tengo cinco sobrinos y he cuidado un número espeluznante de niños, desde bebes hasta adolescentes, y puedo asegurar que en muchos de los casos de todos esos infantes que han pasado por mi vida (y desgraciadamente para ellos) he pasado más tiempo yo con ellos que sus propias madres. Así que puedo asegurar, casi sin equivocarme, que tengo bastante más idea de niños que muchas madres primerizas. La cuestión es que cuando se te ocurre la genial idea de entrar en una conversación de esas maternales entorno a sabe dios qué misterio infantil de turno, o cuando se inicia una comparación de tu vida cómo no-madre respecto a la vida de una madre, la discusión siempre terminará con un "cuando seas madre comerás nosequé" (no me lo sé porque no rima y punto). Por supuesto, el argumento puede ir a más y ser "cómo no te has enamorado de verdad y como no eres madre ni comes huevos pues no tienes ni idea". Cómo comprendereis si a algún ministro/a se le ocurre decirle eso a otro/a ministro/a todos nos echaríamos las manos a la cabeza, es decir, ningún/a ministro/a podría plantear reformas sociales o educativas a no ser que a/ este enamorado de verdad de la buena, B/ tenga hijos y C/ coma huevos.

3.- Entorno al "cuando te cases me lo cuentas": Bien. Para mi a día de hoy conocer el estado civil de alguien es útil a nivel laboral, por lo demás no considero que sea trascendente andar pregonando el estado civil a diestro y siniestro más que nada porque lo que, a mi entender, te puede aportar un matrimonio también te lo aporta el vivir con alguien e, incluso fíjate, hasta compartir piso, porque aunque, como en el primer caso, a todos nos encantaría vivir en un mundo feliz, matrimonios hay como colores y no todos implican un repentino conocimiento en relación a un secreto que, por lo visto, poseen los que se enamoran de verdad (futuros casados), los que tienen hijos y los que comen huevos.

Vaya, que el análisis o la lógica no te determina en ningún caso a opinar sobre una circunstancia porque a no ser que estés enamorado de verdad (de la buena), estés casado, tengas hijos y comas huevos, no alcanzarás el nivel adecuado de sabiduría como para opinar sobre nada. Por tanto se supone que una persona que cumple las cuatro premisas es el summum de la sabiduría. Y no desmerezco, conste, que la experiencia es un grado y que evidentemente pasar por situaciones concretas te aporta información sobre un tema pero, por dios, seamos sensatos, las situaciones se te presentan de muchas y de muy diferentes formas, no seamos tan ilusos de pensar que las cosas son sota, caballo y rey.

Y me ahorro el argumento irrefutable entorno a la edad.

4 comentarios:

Verónica dijo...

Pero, corazón, con lo que tú llevas vivido ... ¿todavía abres la boca y te atreves a exponer un público una opinión?

Ayssss, pobrecita mía. Yo, tan sólo, entre mi "gente" y ... no siempre. Aprendí hace tiempo que no estoy dispuesta a escuchar determinados argumentos incuestionables ....

Nada, nada, nada ... ya aprenderás.

Un beso (en esto no hay argumento que valga).

Juan Rodríguez Millán dijo...

¡Ah, gloriosa y española costumbre esa de rebatir todo lo que uno dice en una conversación con el argumento más absurdo e irrebatible posible...! Todavía, a mis años, me sigo preguntando por qué la gente no se limita a dar sus opiniones en una charla, sin necesidad de menospreciar lo que uno piensa/siente/dice...

lentejas dijo...

Lo de enamorarse... Cuantas más veces mejor, rejuvenece el cutis una barbaridad... (Lo de para toda la vida depende del tipo de compenetración que se tenga con la pareja en cuestión, creo yo...)

Lo del amor de madre es imposible de transmitir, yo pongo el ejemplo de que a mi hijo es a la única persona a la que quiero más que a mí, que sin pensármelo le cambiaba un cáncer, la muerte o lo que fuera y me lo quedaba yo para que él no sufriera... Pero por supuesto, yo no sé si tú tienes un sentimiento como ese por alguien qurido, jamás te podría decir que no tienes ni idea porque no sabemos lo que alberga el corazón del vecino...

*V* dijo...

UY! las opiniones! ese es el problema que estoy incapacitada para no abrir la boca... a veces, claro!

No y realmente, y afortunadamente, normalmente no son argumentos habituales, aunque va por rachas! y, por supuesto, cada estado de tu vida te hace tener una interpretación diferente de las cosas (absolutamente de acuerdo lentejas, el amor de madre es otro nivel! ;) ) sólo que a veces parece que nos cuesta distinguir entre lo que es un argumento en una conversación y lo que es nuestra percepción de las cosas!

Besossss