lunes, febrero 08, 2010

de Discursos nupciales



Lo de que la cafeína no me afecta es algo que pertenece al pasado o al conjunto de mentiras que me cuento y que, claro, sólo yo me creo (a veces). Me afecta: dos litros de Coca cola y dos cafés tienen cómo resultado estar hasta las cinco de la mañana con los ojos como platos y dándole vueltas a mil ideas surrealistas.

Ideas surrealistas: nada del otro mundo, en mi línea. Superada la angustia sobre si los caramelos caducan y un poco harta ya de plantearme las formas de vida de los pingüinos he pasado página y ahora lucho con una duda existencial que me corroe por dentro y que se basa en los sistemas culturales de los gatos. Eso y que, de repente, recordé (no sé por qué, la verdad, no pensarlo probablemente era instinto de supervivencia...) que tengo que escribir un discurso nupcial.

Un discurso nupcial que, claro, no es para publicarlo en Internet ni a través de ningún medio que me permita escribir lo que quiera sin dar la cara. En un discurso de estos te pones delante de un montón de personas que, para mi, son peores que desconocidos, y dices algo grandilocuente. Primer gran problema: puedo parafrasear no ser grandilocuente. Y parafrasear lo que normalmente parafraseo (ultimamente los trabalenguas tradicionales no tienen sentido en mi vida, hay palabras mucho más entretenidas para repetir...) no tiene sentido en ninguna boda, podría hablar sobre la fidelidad de las pingüinas pero creo que los invitados me iban a mirar raro, otra vez.

Creo que fue a eso de las dos de la mañana cuando se me ocurrió que siempre podría recitar alguna gran letra de nuestro tiempo para romper un poco el hielo, pero creo que el fondo de que te pidan que escribas algo es que sea personal y claro, que tengas en cuenta los derechos de autor, la SGAE... en fin, no queremos problemas en una boda.

A eso de las dos y media me di cuenta de que quizás, lo mejor que podía hacer, era ponerme en situación. Gran error. Me vi en la situación de estar delante de unas doscientas personas, calladas, esperando a que digas algo estupendo sobre los novios, o sobre el amor, o sobre la vida...

y me vi también a mi misma diciendo algo tan trascendental cómo " el matrimonio...el matrimonio es....es cultural... y... claro...eeehh... la cultura es todo ¿no? es decir... ¿qué no es cultural? ¿vale? o sea.. quiero decir... que no es que tenga algo contra el matrimonio, que no, que debe ser así cómo... ¿chuli?...vamos, que el matrimonio es importante dentro de un sistema de parentesco... aunque no necesario... pero bueno, se basa en el amor.. que si nos ponemos también puede ser cultural... que no es que a mi me guste pensarlo así pero si tengo que hablar de ello en esos términos lo hago, que no necesariamente tengo por qué hacerlo aquí, claro porque aquí hablamos de amor del de verdad... aunque sobre la verdad también tengo mis dudas...y...y...y... ¿fuí a la orilla del río y vi que estabas mu sola?"

Todo eso, claro, acompañado de movimientos compulsivos de manos y ojos que es la consecuencia de llevar años hablando en lengua de signos. Me pongo nerviosa y gesticulo en exceso. Vamos, un cuadro.

Y es que lo sé, me pasa, tanto en grupos reducidos como en grandes aglomeraciones, me pongo nerviosa y digo las cosas más extrañas del mundo y lo peor es tener a una pequeña yo por dentro diciendo "pero...pero...¿qué coño haces?!"...

Pero... siempre hay un pero... a veces estás en una de esas situaciones, hiper ventilando, pensando en tu timidez, en tu miedo escénico, en tus fobias y tus rarezas... y puede ocurrir que mires a los ojos de la persona por la que estás haciendo eso y que de repente ya no se trate de ti porque siempre hay personas por las que eres capaz de renunciar al Yo, esa gente cuya felicidad está por encima de tu tranquilidad.

Y creo que fue sobre las cuatro y media de la mañana cuando pensé que daba un poco igual porque aunque esté allí delante de doscientas personas intentando despertar la grandilocuencia que rara vez hay en mi, aunque empiece a decir cosas sin sentido, aunque en lugar de la s diga la c, aunque gesticule y me vuelva incomprensible, aunque de repente aparezcan todos mis miedos, se que voy a estar mirando unos ojos que me conocen y que conozco y que, a pesar de todo, entienden lo que quiero decir. Para comunicar se necesitan muchas cosas pero sobre necesitas que la otra persona quiera entender y se que eso no me va a fallar, será porque nunca me ha fallado.

Concluí pues que:
La Coca Cola es mala por la noche.

Dar un discurso nupcial me dará pánico pero me hace ilusión y, total, no me van a pagar así que si lo hago fatal no pueden despedirme.

Los sistemas culturales de los gatos no tienen demasiado interés porque empecé a divagar de otra cosa y cuando intenté volver al tema me quedé dormida (menos mal).

7 comentarios:

Verónica dijo...

¿Tú tienes mucha vida social, no?

Aysssssss, qué te metes en cada lío que no sé yo muy bien cómo todavía sigues entera, mujer.

En fín, al margen de lo que tú solita te has dicho, creo que si enfocas el discurso pensando que no es un matrimonio si no una pareja que comienza un proyecto en común, tal vez, tengas resuelto el problema (el del discurso, lo de los nervios y el miedo escénico va a parte).

Por cierto, si me caso alguna vez, ya sé a quien voy a invitar .....

Un beso

Susana dijo...

¡¡¡¡ay que lloro!!!! Pero que mona eres!!!.

Da igual lo que digas e imagino que será más fácil si te guias por tu corazón, total yo sé que en el fondo nos quieres jejejeje.

Aunque si te agobia mucho siempre podemos tirar de hermanos mayores ... humhum... aunque a pedri no le sacas del ignorante y la Mari ... no sé lo mismo se pone a dar órdenes y nos deja a todos más tiesos que una vela ;-).

Tranquila que todavía queda mucho.

Un besote grande.

*V* dijo...

¿Vida social? para nada, pero hay gentecilla a la que caigo en gracia, vaya usté a saber!

Y por supuesto, si te da por casarme yo me acoplo y hasta te leo pero lo mismo te pido que lo escribas tu ;D

Su... ¿hay algo que no te emocione??? visto así con la novia lo tengo fácil... benditas hormonas!!

Y no, no me agobia, además si me das todo lo que pida de aquí a la boda, ya sabes, puedo decir cosas bonitas de ti o puedo decir la verdad! jajajajaja...

;*

Anónimo dijo...

Jo que bonito ( lo tuyo no lo de sissi)que pena que cuando yo decidí hacerme cónyuge fueras una pequeña petarda. Lo mismo te encargo un discurso con motivo de.... ¿divorcio? ¿comunión? ¿reunión de vecinos? en fin algo se me ocurrirá.

BESOS

Inés

*V* dijo...

Tendría que haber esido en un bautizo y perdiste tu oportunidad...además estábamos más entretenidas riéndonos ;P

Siempre puedes celebrar unas segundas nupcias y te cuento jejeje

Un beeeeessssssso!

lablanky dijo...

Por mi reciente experiencia: espera hasta que queden un par de semanas para hacerlo, porque si no dejará de parecerte bonito a la décima vez que lo hayas leído y entonces empezarás a cambiarlo compulsivamente y no necesariamente en favor del discurso.
Ponte una música que te recuerde a los novios para que te inspire y luego déjate llevar...
Y allí, el día de la boda... la verdad es que solo ves a los novios así que no te preocupes.

*V* dijo...

Si, yo creo que es lo mejor Blanch... pero es muy estresante!!! (¿por cuanto vendes los discursos que has escrito?? ;D)

Beso!