martes, febrero 15, 2011

De males

Sufro de un mal endémico: aburrimiento. Un mal para mí y un mal para los demás porque los métodos a los que recurro para superarlo son acoso y derribo. Cómo es normal, tengo tres hermanos (en neutro, sea cual sea su género) y el crecer en una casa atestada de gente hace que desarrolles una inmensa pasión por la soledad pero, al mismo tiempo, una irritante necesidad de comunicarte cuando estás aburrido.
Yo lo intento, de verdad, cada vez que, en días como el de hoy, me despierto predispuesta a estar aburrida todo el día, intento dedicarme a encontrar formas enriquecedoras de entretenimiento para que así, cuando alguien se queje de aburrimiento, yo pueda tener una curiosa a la par que interesante actividad que compartir, del tipo "yo cuando me aburro leo sobre los métodos de comunicación de las hormigas" o "no tengo tiempo de estar aburrida porque intento cumplir todos mis planes vitales" (esta última, por cierto, me encanta, sería absolutamente sorprendente tener al menos un plan vital). Sería mucho más sencillo para todos que yo aprendiese a combatir el aburrimiento de cualquier otra forma que no fuese la comunicación, eso le daría una inmensa paz a una gran cantidad de personas. Pero en treinta añitos cualquier recurso al que recurre termina convirtiéndose en nuevas formas que mi ego localiza para transmitirse y, ya que está, nutrirse y saborearse (la fiesta del -se)
El máximo exponente del aburrimiento crónico fue la creación de aquí mi criatura, fruto de la relación entre el aburrimiento, la vida becaria y la manía infantil de recurrir a un folio en blanco cada vez que el aburrimiento me pillaba sin nadie alrededor. En el fondo no fue tan mala idea si tenemos en cuenta los beneficios sociales: tener un blog hace que el número de mails se reduzcan considerablemente. Si algo de bueno ha tenido el desarrollo de las comunicaciones es facilitarnos las formas de dar el coñazo a los demás. Internet es al aburrimiento de la madurez lo que las bolitas de papel al aburrimiento de la infancia (o quizás no, si tenemos en cuenta que acabo de terminar una guerra de bolas de papel con mi compañero).
Pero tener un blog no colma todos las horas del día, ni siquiera los minutos. Así que entre actualización y actualización siempre está presente el correo electrónico. Conste que a primera hora siempre intento ser efectiva y me dedico al envío y consiguiente actualización del correo laboral. Pero algunos días la gente te deja demasiado en paz. En exceso. Así que segunda fase, mails personales. Selección de un nutrido grupo de direcciones personales para enviar mails del tipo "¿qué tal todo?" "¿qué haces?" "¿viste ayer cualquierfrikadadeturno?" o, directamente, un claro y conciso "me aburro" en búsqueda de la socorrida salvación social. Tras eso sólo queda actualizar el correo cada cinco minutos, incluso salir y volver a entrar no sea que no estés recibiendo mails porque se haya quedado pillado (nunca es eso, pero vaya, quien sabe si un día hago eso y me encuentro mi bandeja de entrada repleta de mails que pueda contestar durante horas). Pero normalmente cuando quieres mails, nunca llegan.
Y el aburrimiento te lleva a comer todo tipo de chucherías embolsadas para deleite de tu paladar y presión para tu aparato digestivo que a la hora suplica que encuentres un método alternativo de entretenimiento.
Por supuesto soy consciente que así, gracias al aburrimiento insaciable, se han escrito las grandes obras de la humanidad, de hecho no imagino a Cervantes de otra forma que no sea aburrido como una mona después de una vida de guerreo y pendoneo. Y no digamos Geertz, tanto viaje y tanta experiencia sólo pueden dejar un inmenso y aburrido vacío.
Así que viendo la parte positiva, estas largas mañanas de intensa y aburrida prostitución puede que generen un inmenso y aburrido manuscrito que se será valorado por generaciones venideras y hará que me forre cuando esté en la tumba. Eso o el equivalente 2.0 que puede ser perfectamente este post pero con la salvedad de que con blogger voy a obtener exactamente los mismo beneficios que si me diera por escribir a la antigua usanza. El cero es un número frustrante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tu tranquila que ya vendrán tiempos menos aburridos, asi que aprovecha y ecsribe, por favor...

Nessi

*V* dijo...

Seguro, y ya verás cómo también tengo pegas ;D
;*