sábado, mayo 07, 2011

Reuniones vecinales



Tenía que pasar en algún momento. Aunque siendo rigurosos aún no ha pasado y estoy consiguiendo esquivarlo elegantemente aunque puede que se me esté notando y donde yo interpreto elegancia se esté viendo ya cómo escaqueo. Puede ser, lo acepto, pero hay que entender que para mi las reuniones de vecinos se encuentran en el Top Five de las pesadillas convertidas en realidad (justo por detrás de las bodas y delante de los actos laborales. Los otros dos puesto prefiero reservarlos para futuras ocurrencias).

En teoría el jueves tenía una macro reunión vecinal para aclarar algunos puntos esenciales en la convivencia, o lo que se puede resumir en una reunión de diferentes grupos de confianza dirigida a decirse a la cara lo que se están contando en los descansillos y en Internet (al final para estar en los corrillos sólo se necesita tener una clave) y que pocas veces tiene que ver con aportaciones productivas. Quejas y críticas, y no será porque a mí no me gusta quejarme.

A pesar de mi escasa experiencia en esto creo que podría resumir una reunión vecinal sin haber estado presente, incluso la puedo imaginar de antemano lo que justifica, en parte, el escaqueo. Es cómo saltarte una clase porque ya te sabes el contenido, o lo que es lo mismo, evitar el aburrimiento. Y es que cualquier reunión entre semi desconocidos que se precie siempre tiene que haber una serie de parámetros que la conviertan en una situación potencialmente desagradable para que así, si decidimos asistir, consideremos que lo hacemos porque somos responsables ¿no es asumir lo desagradable lo que nos hace responsables?

Sonrisas de entrada y mucho "hola ¿qué tal? ¿a ti te conocía? ¿tu eres la del cuarto?". Ante todo, lo primero, es ubicar quien es quien para poder calar su opinión. Si eres la que pone música muy alta o tienes un exceso de invitados quizás tú opinión no sea lo suficientemente válida en materia de presupuestos porque o vas a intentar reducirlo para mantener tu estilo de vida o aumentarlo porque te sobra. Las cuestiones personales siempre serán esenciales a la hora de valorar una opinión.

El administrador. Qué trabajo más perro. Un administrador de fincas nunca lo hará bien, porque entre tanta gente siempre hay alguien que lo haría mejor. Curioso que no se dediquen a administrar fincas sino a la podología. La finalidad de contratar un administrador no es otra que poder endiñarle los trabajos más engorrosos y meterte con él constantemente. Es un placer indescriptible poder fijar una cita cada cierto tiempo con una persona para criticarla a la cara, es liberador. Si yo fuera administradora de fincas no ganaría para pagar al psicoanalista, eso sin tener en cuenta que me pasaría el día a la defensiva. UN administrador de fincas en la compra tiene que ser digno de ver.

Las críticas. El del bajo que no quiere pagar tanto porque no usa el ascensor (ruin pudiera ser la palabra). El del quinto que no tiene coche y se niega a pagar la limpieza del garaje (a ver cómo le dices que si quiere que ponga una tienda de campaña en su plaza). El del tercero que cómo tiene alergia al polen considera que las flores son un ataque personal a su persona y se niega a pagar el mantenimiento, además, habló con la del segundo y esta está de acuerdo con él siempre y cuando se tenga en cuenta que ella no quiere pagar las partes de las zonas comunes que no pisa porque, a su entender, anda de forma tan ligera que casi levita.

Por supuesto hay propuestas. En base a esas reducciones de presupuestos la mayoría están de acuerdo en que, cómo vivimos en el siglo que vivimos, es necesaria la modernización de la comunidad y establecer servicios necesarios: telefonillos con Bluetooth para poder cargar una imagen desde el móvil que se vea cuando llaman, sistemas de aperturas de puertas 3,5G para que cuando entres se escuche la voz de una mujerzuela tratándote de forma personalizada (el del primero quiere, además, que esa misma mujer le pueda llamar "querido" y le pregunte como le ha ido el día) o pantallas de tv (a poder ser con tecnología LED) en los ascensores para soportar el largo trayecto a tu destino.

Sobre cuestiones cómo roturas en las tuberías de gas, descolgamiento de alumbrado o limpieza de la comunidad se hablará en otro momento porque, cómo se ha dicho, hay que ponerse de acuerdo con el presupuesto porque el del tercero tiene miopía y considera que no tiene por qué pagar más porque haya poca luz ya que él no paga ni para unas gafas para ver mejor.

Por supuesto, mi ausencia convierte esto en una licencia creativa. Aunque cuando ayer mis fuentes me hicieron un resumen de la reunión que me había perdido definitivamente concluí que no me había perdido nada nuevo y, por el contrario, había nutrido mi fama de vecina ausente lo que, por supuesto, me quita las ganas de asistir a la siguiente reunión.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Anda que...siempre huyendo de las responsabilidades. Hay que madurar ¿ me oyes? A la siguiente reunión de cabeza ajajajjaja

Nessi

*V* dijo...

jajajajaja... evito las responsabilidades porque las conozco ;P (¿ser responsable no tenía algo que ver con acelgas? :D)

Bueno, la siguiente si eso ya veré :D

pepa dijo...

Si no vas, no te vas a enterar de los odios y amores de la comunidad. ¡Sin miedo!, a por ellos.

*V* dijo...

jajajaja... qué tentador pepa,visto así :)... pero es que se me nota que pongo mala cara! ;D