jueves, agosto 04, 2011

Apretarse el cinturón



Pues claro que sí. Que ya tiene guasa que a nadie se le haya ocurrido antes. Si es que está claro que cada uno está donde está por mérito porque esa frase, tan llena de profundidad y que resume perfectamente el por qué de muchas cosas en este país, sólo podría salir de la mente más privilegiada que posee esta nuestra querida España.

Aunque teniendo en cuenta las circunstancias es normal que en Agosto del año 2011, tras casi cinco años de crisis insufrible, desde las tierras bañadas por el Mediterráneo, al sol de las playas mallorquinas, tras duras jornadas de regatas, actos oficiales de los de comer y charlar y la dura tarea de elegir habitación en, pongamos, Marivent, lleguen momentos de reflexión sobre la nostalgia que provoca que las cosas ya no sean como antes (¡ay! que tiempos aquellos en los que no había que justificar tan duro trabajo) y, en medio de la jornada laboral no se pueda remediar decir en voz alta tan importante deducción "los políticos deben apretarse el cinturón".

Y tras esas palabras se hizo el silencio. A Epi le pasaba lo mismo cuando decía alguna frase trascendente.

Dicho esto, no hay nada cómo relajarse al sol de Mallorca, trabajo cumplido, que si el populacho y los políticos no se apañan después de esas palabras es porque son tontos.

Aunque esa conclusión pueda resultar familiar es innovadora. No es lo mismo que lo que haya pensado cualquier urbanita esperando las dos horas para inscribirse en el INEM, ni lo que hayan podido deducir las familias que no podían pagar la hipoteca y buscaban la forma de evitar un embargo, ni mucho menos no se parece en nada a lo que ha estado en la cabeza de muchos españoles que ahora les ha dado por reunirse en cualquier plaza (qué poco estilo).

Yo creo, que después de unas palabras así, es conveniente que todos reflexionemos sobre cómo es posible que no se nos haya ocurrido antes. Pues eso, si es que se nota a quien le hemos pagado una buena educación.

Pero vaya, no vamos a seguir, que no se diga que voy a faltar al único artículo de la constitución que se cumple de forma impepinable (y no, no hablo del artículo 47).

Nota mental: no leer el periódico.


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