jueves, mayo 03, 2012

Obreros


Yo hay una cosa que echo de menos en este país y es al Obrero Estándar. No hablo de obrero en modo intelectualoide politizada si no al obrero, obrero. Al de andamio, descampao, camiseta de tirantes, mono y caso. El Obrero Estándar que se expandió durante la burbuja inmobiliaria y que ahora está en peligro de extinción, no sé si por el paro, por que alguien nos ha recortado la primavera y ya que estamos el verano o porque, y esto es lo más escalofriante, he envejecido y el Obrero Estándar ya no quiere saber nada de mí. 
El caso es que me he dado cuenta (en una de estas inspiraciones mías repentinas) de que hace mucho tiempo que puedo pasar por delante de una obra sin esa actitud tan femenina de estirarse en modo "que sepas que para mí ni existes". Incluso también me he dado cuenta de que ahora me fijo en las obras, lo que me hace comprender un poco más a los señores que tienen por dedicación vital mirar las obras. Pues eso, puedo pasear, mirar una obra y no pasa nada. Nada de nada. Ni rastro del Obrero Estandar que en la Era de la Burbuja sacaba su cabeza de donde fuera y por donde fuera y gritaba cosas cómo "Ainch! te comía enterita" "Qué pena que me tengas en cuaresma, guapa" (siempre han tenido pasión por la comida, las cosas como son) o "dime cómo te llamas y te pido pá reyes". 
Ay, fíjate, ahora lo recuerdo así cómo hasta con cariño, oye. Que salías a la calle con cualquier trapito y parecía que te habías arreglado para ir a los Oscars. Todo eso, claro, te hacía estirarte, mirar al infinito y andar cómo si fueras el único espécimen femenino del planeta. Luego además te permitías el lujo de despotricar, llegabas a donde fueras y contabas el horroroso piropo obrero que te habían echado (tirándote el pisto en modo, arreglá pero informal). Y ya nada, que puedo pasar por una obra vestida de boda y ni caso. El paro, me digo. Pero no se yo porque después de lo de hoy....
Hoy. Iba con la perra, claro, que es mi más mejor amiga de los últimos tiempos y que absorbe una cantidad vergonzosa de tiempo.Y había una furgoneta con señores de estos de las obras públicas. Obreros Estándar en su hora del bocata. Así que por costumbre yo me he estirado, he mirado al infinito debajo de las gafas de sol y he andado cómo si no hubiera nadie más que yo en la calle... y ha pasado... han dicho "pero que guapa". Y yo, en un derroche de egocentrismo he pensado "Joder esta gente que no se cansará en la vida".... hasta que nos hemos parado de repente, bueno, se ha parado la perra, claro, que era a la que estaban llamando guapa. Y yo me he quedado ahí, con sonrisa de circunstancias, escuchando cómo le decían que se iban a pedir una así pá reyes.
Que no es que yo a estas alturas me vaya a poner celosa de una perra (dicho así, fijo que en algún momento de mi vida me he puesto celosa de una perra) pero, no sé, un poco de menos pelo que ella tengo. 
Yo creo que esto de haber superado la Era de la Burbuja inmobiliaria está siendo profundamente destructivo en sentidos que ni nos imaginamos, lo que está claro es que los Obreros Estandar nada tienen que ver con los de hace unos años (y cuando digo unos años se puede entender perfectamente unos ¿7 años ya?) y los estamos perdiendo. 

2 comentarios:

Verónica dijo...

Jejejejeje ..... Una vez más, mil gracias por las risas.

Te podría decir lo de bienvenida al club pero iba a quedar feo porque, además, yo en ese club ingresé hace ya una barbaridad de años. Al menos, tu cuentas con perra que acompañar ... Podría ser peor.

Un beso

*V* dijo...

Y ya por fin, cuando he conseguido algo de internet, puedo contestar... tú dímelo tranquilamente que llevo en el club un montón ;D

Besos hermosura!