domingo, noviembre 11, 2012

De altos vuelos

Me ha dado la locura, o se me ha pasado según se mire. Es algo que me pasa con los aviones, cada vez que me voy de viaje vuelvo cómo con un sin fin de proyectos virtuales destinados al fracaso. A eso me dedico. Soy la reina del imposible. La culpa es de Amsterdam, ciudad, y aquel vuelo de hace mil años, pero vaya... eso es un jardín que voy a esquivar aunque estoy convencida de que de ahí me viene este tipo de locura (del resto de excentricidades mejor ni hablar)
Hace unos meses le comenté a cierta sabia que las cosas iban bien, demasiado bien, aunque me molestaba no haber empezado a reírme de lo que, desde hace más de lo que me gustaría, se ha convertido en mi pan nuestro de cada día. Y no reírme de mi, en ese aspecto, me molesta. Me jode. Pero tengo que naturalizar, haber si así consigo asesinar el paternalismo y recupero mi Yo que sabe dios ande andará. Así que ¿para qué montar otro blog (con la pereza que me da el formato y demás) teniendo este? que, total, tampoco va a ninguna parte.
Y ese es el plan (en dos días estoy abusando de esa palabra). Tengo que retomar una rutina, la de escribir, y  el blog siempre ha sido bueno ayudando en eso. Además debo, y tengo, claro, que matar demonios a puñaos, que se han ido acumulando y, como me dijo una persona listísima que pierde el tiempo zarandeándome, "nada de dramas, es una ventana a un mundo de nuevas experiencias" (aunque en ese momento de lagrimón yo pensé "y una mierda"). Y porque así, también, dejo un poquito en paz a toda esa gente que ha estado soportando pacientemente mi debilidad y que no pueden seguir escuchando eternamente mis quejas, ni mucho menos empujándome y dándome palmaditas cada vez que decido que me he cansado de andar.
Mi Yo anda por ahí encerrado intentando recordarme que tengo un par de pelotas, y las tengo, cómo todos. Así que ese es el plan: cambiar el chip, echarle huevos (más) y reirme, que no es poco. O mejor, reirme abiertamente, no sólo con unos cuantos. 
Y después de la parrafada parece que a partir de ahora voy a hablar de cosas importantes, pero no. Eso sería demasiado poco propio de mí. Seguiré con mis naderías, las de ahora, no las de hace siete años, ni cinco. Las reformas es lo que tienen, son constantes, y uno nunca sabe si toca reformar la cocina o el baño. 
Así que para que conste, por escrito que para nosotros siempre es lo que más vale, que voy a ser yo la que empiece a chotearse de mi audición, o de la ausencia de ella. Por aquí, o por donde sea. Que ya me he vuelto a aburrir de mi misma. 
Y que, oye, que bonito es ver que tengo razón, tengo que perderme para encontrarme. 

2 comentarios:

Susana dijo...

Plas plas plas (aplausos)
¡¡¡Olé tus ......!!!!

Me voy a ir de viaje yo tb a ver si me cambia el chip ;-)

*V* dijo...

jajaja... si bueno, ahora lo tengo que cumplir ;P

Viaja, viaja, que te hace sentir pequeñita y querer ser un poco más grande ;)

Y escribe

;*