jueves, noviembre 29, 2012

El profesor de música

Suelo controlar si llego pronto o tarde al trabajo según ciertos referentes. Por la gente, vaya. Se que dependiendo a quien me encuentre en el metro voy pronto o tarde, a veces incluso a mi hora. Es verdad que la crisis me ha jodido en este sentido porque de repente dejas de ver a alguien diariamente y ya tienes que buscar otro punto de referencia. Puede ser que la gente cambie de horario en el trabajo, pero no, no lo creo.
De entre toda esta gente que me hace el favor de andar por el metro cómo si fueran el reloj de muñeca que decidí no volver a usar jamás en la vida, hay una persona que me resulta especialmente entretenida: el profesor de música.
No es que me sepa la vida de todos mis compañeros mañaneros de transporte público, aunque reconozco que intentar averiguar a qué se dedica cada uno y a donde van a esas horas no deja de ser un entretenimiento friki que hace el camino más llevadero, es que este corrige exámenes en el metro. Todas las semanas. Es un profesor de los chungos, de esos con pinta guay pero que luego te la meten doblada. Esto también lo sé porque, evidentemente, cuando me siento a su lado cotilleo cómo corrige los exámenes.
Esto tiene un dos motivos, lo de cotillearle. El evidente, el aburrimiento mañanero y que coincidimos en un trayecto en el que no merece la pena sacar el libro... bueno, lo mismo son tres motivos porque el cotillear por cotillear al de al lado es un motivo en sí mismo. De hecho los móviles son los nuevos libros/ periódicos que cotillear de el de al lado. 
Y el segundo (o tercero, o el que sea que ya me he perdido) es porque para mí los exámenes siguen estando cargados de cierta "majestuosidad" (he dicho). Me imponen respeto, vaya. Yo siempre imaginaba a mis profesores corrigiendo en su despacho, no en el metro (desgraciaos), poniendo todo el desinterés del lugar, y caras... eso ya suponía que lo hacía, que maldecían y ponían caras según iban leyendo. 
El profesor de música lo hace, pone caras, menea la cabeza, bufa... la verdad es que es mi compañero de metro favorito, de hecho cuando llegamos al transbordo siempre espero que venga en mi línea más tiempo. Además hay que decir que es bastante ingenioso poniendo comentarios en los exámenes de música de 3º de la ESO. Normalmente suelo estar de acuerdo con sus comentarios, hasta me dan ganas de decirle "oye no, has sido muy blando, ponle que si tiene problemas con la lectura comprensiva" porque hay respuestas que hace que me den ganas de llamar a mis profesores del instituto y pedirles perdón, muchas veces y fuerte.
Pero hoy no, hoy se ha pasado, la verdad. La pregunta era algo así cómo las características de los villancicos y la chica que había hecho el examen estaba inventando estupendamente, la verdad, con una imaginación innata. La respuesta era de esas que te decías a tí misma en un examen "vale, guay, no tengo ni idea pero...coño...villancicos... algo puedo decir de esto ¿no?". Pues así lo ha hecho ella, y entre cosas ha escrito cosas como "se repite el estribillo" (mentira no es), "tienen ritmo" (bueeeeno), "son pegadizos" (eso sí, doy fe), pero (y ahí la ha cagado, yo creo) la adolescente en cuestión ha escrito "hablan sobre la vida cotidiana"....
Hombre...no. Es decir, los peces en el río beben, beberán digo yo. La marimorena andará, puede ser un maría morena de cualquier pueblo de España. Lo de zumba, zumba el pandero... ya no te sé decir, la verdad, que yo pandero en mi casa no tengo y eso de usarlo cotidianamente pues como que tampoco, que los vecinos de ahora ya no son cómo los pastorcillos de Belén y te pueden armar un pollo que pá qué. Pero vamos que si dicen "canta, ríe, bebe que hoy es nochebuena" no es cotidiano, es hoy y ya está, que si lo hacemos cotidiano nos recortan la Navidad echando leches. Y que una familia tenga a un bebe en un establo (con buey y mula o sin ella...yo ya no sé) pues... eso te trae siempre problemas con los trabajadores sociales, las cosas como son. 
Y ya estaba yo a punto de sugerirle al profesor de música lo que tenía que poner cuando ha empezado a hacer flechitas señalando a los margenes (porque la niña ha dejado mucho margen en ambos lados) y ha escrito "¿me escrives las respuesta en poesía? ¡Qué original!"
No, no le he dado a la V sin querer. Ha escrito escriVes. Con V. Y le ha puesto, con sus santos huevos, un 1,5. Qué vale, la niña ni puñetera idea de villancicos que tiene, pero ella ha escrito "escribir" bien, lo que ya es algo, un punto extra por lo menos, que sabe escribir mejor que su profesor con 30 años menos. Y oye, que si en su casa es nochebuena todos los días, pues mira que bien. Además, tambien te digo, que si a mí me preguntas las características de los villancicos te salto con que van acompañados de instrumentos como la zambomba y me quedo como dios.
Lo he mirado varías veces ¿eh? y sí, escriVes ha puesto, con un par. Y lo peor, lo peor, es que no ha dicho nada del contenido, eso sí, se nota que el formato no le ha gustado, vamos como un jefe cualquiera. 
Te digo yo, que mi hija viene a casa con ese examen y al día siguiente estoy en el colegio negociando clases particulares de lengua castellana para el profesor de música, y ya si eso que él les de un curso rapidito de formato a los chavales, y en paz. Luego claro, no te dicen en un examen que tienes mal y terminas poniendo la V en lugar de la B.
Aun así, yo ya estoy deseando ver los próximos exámenes porque, ¡ay que joderse! qué mentes imaginativas tan desperdiciadas.


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