martes, diciembre 11, 2012

Instrucciones para montar en ascensor

Sí, instrucciones, por mí debería haber para todo. Si son en forma de croquis mejor. Pero croquis comprensibles no los que vienen en la caja de instrucciones de las lámparas. O en las impresoras. No, un croquis de los de Coco enseñándote a hacer bien las cosas. 
Y en los ascensores también. Sí, confieso que me he perdido en un ascensor. No, no es vacile, me he perdido en un cubículo de 2x2 (o lo que sea una medida enana). Y eso, advierto, es complicado. Cualquiera no está capacitado para perderse en los ascensores. Es un don. Yo me pierdo en los sitios más raros, por eso mi vida es tan apasionante. 
Lo primero que hay que saber de los ascensores es que hay que "llamarlos". Con el botón. Nada de silbidos ni de gritar "¡ascensor!". Hay que dar a un botón y no es tan sencillo cómo parece porque algunos no tienen un sólo botón, llevan dos, incluso tres. Sobre todo eso ocurre en los ascensores super chachis de edificios públicos en general. Pues bien, hay que pulsar el botón según la dirección que lleves tú y no el ascensor, es decir, no dar al botón que está más abajo porque quieras que el ascensor baje si no dar al botón de arriba si quieres subir, y viceversa. Pero pulsar el botón es la parte importante. No vale ir hablando con alguien y quedarte diez minutos esperando el "clin" de "ya he llegado, monta" del ascensor. Tampoco vale ir sólo y mirar el ascensor durante un tiempo estimado entre un segundo y que alguien te pregunte si te encuentras bien y te mire con miedo. 
Cómo ahora la tecnología la encuentras hasta en los cartones de leche, si ya era difícil controlar los botones estándar de los ascensores, puede ser que encontremos botones táctiles. Eso es una puñeta para los que parece que no tenemos huellas dactilares porque puedes pasar una cantidad vergonzosa de tiempo intentando que el cachivache reconozca tu dedo (quitarse los guantes es importante). Es cómo las puertas con sensor, esas que se cierran y te aplastan porque no han notado tu presencia y que a todos nos dan miedo. Eso otro día. 
Dentro del ascensor hay que darle al botón del piso al que quieres ir. Importante: HAY QUE PULSAR EL BOTÓN. Le dije a la Presidenta de mi comunidad que quería hacer una pegatina con esa frase para ponerla en el ascensor y se reía. No era un chiste. Por suerte salgo pronto de casa porque si no llegaría tarde al trabajo constantemente y tendría que explicarle a mi jefe que es que me meto en el ascensor y no le doy al botón. Pasado un tiempo soy consciente de que no ha sonado el "clin" de "ya has llegado, fuera de mi" y reacciono. La primera vez estuve por darle al botón de "emergencia" porque pensé que me había quedado encerrada en el ascensor, por suerte la histeria me hizo darle a todos los botones y la cosa empezó a moverse. Eso sí, hice un tour por todos los pisos. Eran las seis de la mañana, no me pidáis más a esas horas.
Y esa es la tercera cosa importante, saber a donde vas. Sin matices filosóficos, en serio, saber a qué piso vas y reconocer tu objetivo cuando se abren las puertas. 
Algún ser retorcido inventó las entreplantas, eso es lo peor. La última vez que me perdí fue por eso. Me habían dicho "tiene usted que bajarse en la entreplanta de la primera planta". Con un par. O sea entre la primera planta y la nada. Así que pulsé, de forma aleatoria, los tres botones que yo decidí que podían ser planta, entreplanta y otra planta, y empecé a entrar y salir compulsivamente en una y otra sin ningún criterio. Cuando me pasan estas cosas luego siempre pienso en las cámaras de seguridad y en algún tipo de seguridad mirando cómo entro, le doy al botón, salgo, vuelvo a entrar, le doy a otro botón, salgo, vuelvo a entrar... y así durante veinte minutos. Ni Rayman.  
Para complicar más el asunto, aunque sepas a donde vas (que ya es mucho saber) y le des bien a los botones, existen ascensores con dos puertas, una a cada lado, así que tienes que estar preparado, cómo si dieran el pistoletazo de salida, para saber cual de ellas es la que se va a abrir para dejarte salir. El que ideó esos ascensores es de tener la mente enferma. Si el ascensor es pequeño y vas solo, todavía. Pero que se te abra la puerta que no esperabas en un ascensor grande lleno de gente, hazte a la idea de que ya saldrás a la vuelta. 
Pues eso, ascensores, si alguna vez veis que no llego buscadme en el ascensor.

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