lunes, marzo 18, 2013

Ten cuidado con lo que deseas...

A mí eso de los deseos siempre me ha dado un mal rollo general. Me marcó Aladino y la lámpara mágica, está claro. La cosa es que siempre he creído que para pedir deseos tienes que tener un dominio gramatical superior, hay que construir correctamente las frases porque si no la puedes liar parda. 
Mi madre, por ejemplo, durante muchos años repetía "yo todo lo que quiero ya es un nieto". Mi madre tiene cuatro hijos. No daba nombres cuando pedía. Pasé muchos años de vida, sobre todo la sexual, acojonada por los deseos de mi madre.
Pero la paranoia viene de antes, del momento del imposible, del instituto. Incluso del colegio, puede ser, pero eso no lo recuerdo. Ese momento, ese día en el que deseas y repites compulsivamente "por favor que no me pregunte, por favor que no me pregunte" porque la tarde anterior habías comprobado lo rápido que pasa el tiempo cuando no lo empleas estudiando. 
Yo lo hacía, me acurrucaba en el pupitre e intentaba recordar todas las divinidades mundiales a las que me tenía que encomendar para que no me preguntaran.Y no me preguntaban, no era una pregunta per se: "Verónica, por favor, háblanos de la revolución industrial".
Por eso decidí que lo mejor era construir correctamente el deseo: "por favor que no me pregunte y/o pida que le cuente el tema"
"Verónica por favor, sal a la pizarra y escribe los principales puntos"
"por favor que no me pregunte y/o pida que le cuente el tema ni me saque a la pizarra"
"Verónica por favor (tu puta madre ya ¿no tienes otro nombre?), lee el enunciado y justificanos tu respuesta"
 "por favor que no me pregunte y/o pida que le cuente el tema ni me saque a la pizarra ni me pida nada de nada ni mucho menos que justifique lo que no sé"
"Hoy voy me vais a contar cada uno un punto del tema, por orden...empezamos por el último pupitre, Verónica por favor..."
Y así siempre parecía que fallaba algo del enunciado del deseo. Incluso lo cambié, recuerdo que había días que deseaba que preguntara por orden alfabético...y lo hizo empezando desde el final de la lista. O sea yo.
Claro, estas cosas alimentaron mis paranoias, que por otro lado se alimentan solas de aburrimiento. Carente de razonamiento todo, pero mi mayor entretenimiento fue construir los deseos como si se tratara de un Decreto Ley "Por favor que no me pregunte y/o pida que le cuente el tema ni me saque a la pizarra entendiendo por estos parámetros que se refiera a mí o a mí conocimiento entorno a todas las cosas en el día de hoy y en el espacio en el que me encuentre salvo causa justificada por escrito"
Hacer estas cosas no son sanas, claro, porque luego extrapolas y arrastras manías tontas. Así, tienes que pedir deseos cuando soplas las velas en tu cumpleaños, cuando te arrastran a una procesión (un suplicio tus tías diciéndote "pídele tres deseos a la virgen niña"... tres, encima... no es difícil con uno como para pedir tres) y.. las doce uvas. Jamás he pedido doce deseos, es imposible para mí, no me da tiempo, necesitaría todo el año y equivaldría a la Constitución. 
Pero por otro lado está muy bien para que sepas qué quieres, cuando lo quieres, donde lo quieres y cómo lo quieres. Aún así es un tostón. En cada cumpleaños hacer esperar a todo el mundo porque estás redactando mentalmente y de forma correcta lo que quieres "Ojalá me regalen, hoy, durante la fiesta de mi cumpleaños y no en otro momento, esos vaqueros chulos, de mi talla, y el color exacto que me gusta que es (para evitar confusiones) el azul vaquero desgastado pero no demasiado, de la tienda X, que vi el día que había que quedado con fulanita, y no otro, para que me los pueda poner esta noche, y otras más" 
O peor "Ojalá pepito me pida salir". Ja. Los deseos de chicos eran más complicados porque deberían incluir todas las variables posibles que se pueden dar en un culebrón. Aunque en ese momento lo que querías era que pepito te pidiera salir ese verano no veinte años después cuando pepito está calvo y ya ha demostrado por activa y por pasiva que es imbécil.
El problema es que con los años los deseos se complican y se sustituye a Pepito de la ecuación por la palabra Alquiler o Sueldo, y el verbo que eliges ya no es salir si no "bajar" o "subir", según el caso.
O no, también están esos otros deseos, en los que sabes que son imposibles si no haces algo antes de pedirlos, cómo cuando nos sentábamos en el pupitre deseando que no nos preguntaran aunque sabíamos que el problema no era la pregunta en sí, si no que no habíamos estudiado la tarde de antes por haber andado correteando para que Pepito se fijará en ti. Y estarán siempre, por supuesto, esos deseos que son imposibles, por mucho que hagas, pero que los pides simplemente para sentir ese pequeño placer, ese orgasmo mental, que produce desear e imaginar como serían las cosas si se cumplieran. 
Pero siempre con enunciado correcto no sea que lo que deseamos se cumpla sin haber pensado bien lo que estamos pidiendo.
Pedid un deseo, con cuidado, se puede cumplir. Lo podéis hacer realidad.






2 comentarios:

Susana dijo...

tas fatal!!!!! jajajajajaja.

*V* dijo...

A mi no me engañas, pequeña, te he visto suplicar a todos los dioses del planeta que tu madre dejara de pedir nietos ;P