sábado, septiembre 21, 2013

Pataleta I

Atención: esto es una rabieta. Hormonal probablemente.

Hay algo que últimamente me trae por el camino de la amargura con la especie humana y es, lo que a mi me parece, su elitista estupidez. Provocada por la ignorancia, probablemente. Y digo todo esto desde la mía y con absoluta subjetividad, pero a la primera línea me remito.

Eso viene por lo animales, perros concretamente. Y es que la cosa es así:

- Hola, mira, llamaba por el anuncio del piso que tiene en alquiler

- Ah sí.. mira te cuento, tiene chorrocientos metros cuadrados (o es "cuco", según, y con "cuco" queremos decir "zulo"), amueblado (o no), nuevo (o seminuevo que quiere decir que tiene 500 años), con agua (que hay quien lo considera, por lo visto, algo de última generación) y blablabla... y con terraza (que es la parte que me interesa)

- Ah, genial... y, una pregunta, en el anuncio no lo pone pero ¿aceptáis animales?

- Hombre... ¿qué animales? (anacondas, no te jode)... gatos... es que un gato no hace nada (lo dice alguien que evidentemente ha tenido pocos gatos) pero perros...no sé... es que nunca he tenido perros ¿de qué tamaño?... es que perros...

Pues bien. Información importante para gente que no ha tenido mascotas: Si alquilas tu piso amueblado y tengo gatos, los gatos tienen uñas y se las afilan, y suele ser más complicado educar a un gato que a un perro. Por otro lado, al final, tanto en perros como en gatos la pregunta importante es esa, no el tamaño sino si están educados. 

La parte de "es que nunca he tenido perros" me parece bien, pero lo que no me parece bien es la idea de "nunca he tenido perros por tanto me imagino que son como el demonio de Tasmania por lo que mi imagen es que yo tengo un piso maravilloso de doscientos años y tu, como tienes perros, has tenido que vivir debajo de un puente rodeada de muebles rotos e inservibles así que no quiero que mi casa se convierta en eso".

En ningún momento, cosa que me hace gracia, nadie pregunta "¿tienes niños?" porque, señores y señoras, los niños son siete veces más destructivo para una vivienda que un perro. Mi perra no pinta las paredes, no ralla el suelo ni la mitad de lo que lo hace mi sobrina, y no digamos lo que sufre una mesa/ puerta/ sofa/ cajón/ cualquier cosa que esté a su altura, con un niño correteando por ahí. Por supuesto, damos por hecho que si el niño está educado o siendo educado eso no va a ocurrir. Ajá. Cómo un perro. 

Un recordatorio un poco pedante para quien lo haya olvidado: el comienzo del sedentarismo del ser humano y, por tanto, de su civilización, es la domesticación de los animales que le ayudan en la mejora de sus condiciones de vida, entre ellos, los perros. Porque sobre todo un perro es ayuda, por si alguien piensa que sólo se tienen perros por imagen o por una vena hippie ecologista de rollo alternativo. Los perros son, historicamente, los animales que más han ayudado al ser humano porque, superando a los caballos, los perros no sólo nos ayudan en cuestiones agrarias o de transporte, nos ayudan a nivel personal.

Son lazarillos. Y ahí voy. Cuando decidí que había que volver a arriesgarse a tener un perro en mi vida (y con riesgo quiero decir: cuando se murió mi último perro jure y perjuré que no volvería a tener otro para no llorar tanto durante tanto) lo hice también valorando algo que había visto toda mi vida y que sabía, algo que tenía que aplicarme a mi misma por poco que me gustará. Todos los perros que he tenido en mi vida hacían algo fabuloso que era ayudar a mi madre, que es sorda, y que cosas tan sencillas como que llamasen al telefonillo estaban fuera de su vida. La forma en la que actuaban con mi madre era increíble, nadie les enseñó a hacerlo, lo hacían. Lo hacen. Los perros aprenden del comportamiento humano. Te protegen en todos los sentidos que pueda alcanzar esa palabra. 

Así que para mí, que son muchas las veces que no me entero de si han llamado al timbre o no, tener perro es importante, no es un capricho. Y si lo fuera, probablemente sería un capricho más útil que un sofá de última generación porque, disculpadme pero a mi el sofá ni me defiende ni me saca de casa ni me hace la más mínima compañía. Valoro la importancia de un sofá y valoro la importancia de cuidar las cosas porque eso supone un ahorro económico pero considero una soberana gilipollez que valores más las cosas que a un ser vivo.

Entiendo que cada uno con su casa y con sus cosas puede hacer lo que le de la gana. Eso no quita que cuando uno hace lo que le da la gana a otro (y voy a decir una burrada) le toque la polla. Y entiendo que la irresponsabilidad DE LOS DUEÑOS de los perros puede molestar a otros, pero son los dueños, no los perros. Considerar que tener perro es sinónimo de destrozo, de no poder tener las cosas en perfecto estado es una muestra de estupidez. No me importaría, quizás, si en la misma conversación me preguntaran si tengo niños porque, insisto, los niños destrozan, pero eso sería políticamente incorrecto. 

Y a quien puede alegar que es que es casa la que va a alquilar. Pues sí y no. La alquilas, ya no es tu casa, quieres sacar un beneficio económico de algo que ya no vas a usar. Eso es alquilar. Y quieres mantenerlo en perfecto estado para poder volver a alquilarla o en caso de que tengas que volver a usarla. Pero para eso están las leyes y las fianzas de arrendamiento.Pero vaya, que si la alquilas te la pueden destrozar, con perros o sin ellos. Y, atención spoiler, el ser humano es mucho más destructivo porque, atención más spoiler, también es un animal. 

Otro día, ya si eso, despotrico sobre los que piden contrato indefinido para alquilarte un piso de mala muerte.


2 comentarios:

Verónica dijo...

He caído por aquí y he pensado eso de que .... ¡Joer, qué pena que ya no alquile mi mínimo apartamento de Alcorcón!

Amos que, tenías apartamento sí o sí, porque, como bien dices, lo importante no es el perro si no el dueño. Y, de eso y de apartamentos destrozados, se una miaja.

Besotes, tocaya

*V* dijo...

Yo he caído aquí después de mucho y te acabo de leer... justo para confirmarte que, al fin, ya tengo lugar para mi y mis criaturas...

Pero gracias, por ese piso hipotetico ;)

Besazos tocaya