captadores

Los captadores de socios de ONG`s son las gaviotas de Madrid. Un madrileño no mira a un captador de socios, cada uno tiene su propio método para esquivarles que puede incluir desde hacer como que son invisibles hasta... hacer como que son invisibles. Lo comenté el otro día durante una cena cuando un amigo, hablando de todo un poco y de mucho y nada, se le ocurrió confesar que se había parado a hablar con un captador de socios.

Repito, por escrito:  ningún madrileño de pro (ni urbanita de donde sea) se para ante un captador de socios.

Con todos mis respetos. Y conste que hablo con conocimiento de causa porque (y he aquí la confesión) yo fui captadora de socios. De las malas, la verdad, no duré ni un mes. Aún así guardo toda la equipación que Intermon Oxfam decidió darnos cómo inversión. Esa parte no la entiendo, la verdad, el pastizal que se gastó Intermon en equipar a gente que dura un mes. Aún me deben pasta, por cierto, unos diez euros como mucho, pero vaya me lo tomo como mi propia inversión a la ONG. 

Cómo trabajo está en lo más bajo del círculo de la vida. El tipo que decía que era nuestro jefe era un tío extraño, y jamás estuve en una oficina física. O no lo recuerdo. Me sentía más bien cómo si estuviera trabajando para una red de trata de blancas que para una ONG. Pero bueno, de eso hace un trillón de años y, para lo que cobras por socio, es normal que sean plastas con avaricia. 

Pero, decía, e insisto por si quedan almas cándidas que se paran ante los ojitos de cachorro de los captadores de socios: son y deben ser invisibles. Un repartidor de propaganda del doctor amor zulú es menos invisible que un captador de socios, porque es menos pesado y no te persigue por los pasillos del metro (eso daría miedo).

Los captadores de socios te persiguen, te insisten y si te descuidas se te plantan en casa a darte la chapa mientras comes. Y todo, que es lo más triste, por una miserable comisión de un euro. El repartidor de propaganda del doctor amor zulú cobra más, fijo.

Decía que yo mi técnica para esquivar a los captadores de socios, cómo cualquiera, la tengo depurada y perfeccionada a base de pasar por los pasillos de Plaza de castilla (en donde puedo asegurar que la densidad de captadores de socios por metro cuadrado es similar a la densidad de población de China). Normalmente suele bastar con que no les mires pero hay días en los que un chico/a, con cara de "él nunca lo haría" y con apariencia alternativa, te persigue con su mejor sonrisa y cara de cachorrillo suplicando que le escuches un segundo. La respuesta debe ser "no". Yo normalmente les digo "no puedo, tengo prisa" y en parte es verdad, yo soy como el conejillo de "Alicia en el país de las maravillas" siempre llevo prisa. Pero el captador y yo sabemos que la realidad es que no me interesa una mierda lo que me tenga que contar. 

A mí, en general, decirles que no me sirve además como terapia gratuita para ensayar eso de sentirme culpable por decir que no. La verdad es que con ellos no recuerdo haberme sentido culpable nunca. A ver, que a mi me jodía que me ignoraran cuando fui captadora de socios pero, que se le va a hacer, también me dijeron muchas cosas bonitas cuando trabajé en telefónica. Y en mi actual trabajo... siempre elijo trabajos en donde la gente no me quiere. Nota mental: mirarme eso. 

Lo que pasa es que a veces las defensas bajan.  A mi me pasó el otro día. En Gran Vía. Iba yo en parralandia canturreando tan feliz, buscando regalos, imagino, porque febrero es ese mes de los cien mil cumpleaños. Bueno, que iba yo andando en cuerpo y cantando en mente. Y una angelical captadora de socios me habló desde el otro lado de la acera. A mí. En una calle inmensamente ruidosa. El caso es que, cosas de estas que hago y que no me explico ni yo, me paré. Se acercó. Y saqué el paquete de tabaco y la dí un cigarro.

¿Por qué? exacto ¿por qué? ni puta idea. A veces me doy miedo a mi misma. Además yo soy muy dada a repartir tabaco sin ton ni son como si estuviera intentando propagar una plaga de bronquitis crónica. Si tengo que dar una explicación de qué extraño razonamiento me llevó a darle un cigarro no puedo. Lo siento. No se qué pasó.

La chica angelical me miro con cara de "¿ein?" y yo, que cuando tomo decisiones raras no me bajo del burro  y encima intento normalizar las situaciones  la dije, chulisima yo "Ah ¿qué no quieres un cigarro?"

Muy normal. Todos los captadores de socios piden tabaco, no te jode. 

"no, no... pero gracias... no fumo...yo quiero hablarte de WWF"

Bueno, pues la tontería me costó diez minutos de chapa sobre el asunto y no conseguía quitarmela de encima ni diciendola que es que si pagaba la cuota mensual me tenía que quitar de comer. Excusa, claro, absurda teniendo en cuenta que la había ofrecido, regalado, casi metido en la boca y encendido, un cigarro.

Pero quitando pequeños fallos de sincronización, por lo general mi técnica para ignorar a los captadores de socios está bastante depurada hasta el punto de que he alcanzado un lenguaje no verbal que hace que no tenga ni que acercarse. Bueno y que a lo mejor entre ellos me conocen como la loca que reparte tabaco.

Y sobre si, aparte de todo esto, tengo alguna razón de por qué se debe ignorar a los captadores de socios, la respuesta es no. O es la evidente. Que si quieres hacerte de una ONG lo miras en su web o porque, viviendo en una ciudad, y teniendo en cuenta la cantidad de captadores de socios que existen, si quieres hacerte socio es raro que no lo hayas hecho ya.
Eso y que, por su plastez, se les ignora y se les aparta como a las gaviotas.