jueves, septiembre 17, 2009

De Jennys



Tirada en el sofá, con una resaca de esas que te dejan los festejos tradicionales del mundo rural, intentando no pensar porque eso dolía (todo dolía, la verdad...) y concentrada en respirar, simplemente respirar, miraba la tele como un miope mirando al infinito, sin orden ni concierto ni objeto ni sujeto. Controlando, vaya, eso tan bonito que es a veces despertar, pero algo debió ocurrir en mi concentración porque de repente mis pupilas centraron otro objetivo más cercano que el infinito abstracto y mi mente reaccionó, hubo un reflejo y automaticamente me puse a leer el titular del programa mañanero de turno: "Jenny contra Jenny: hoy toda la verdad".

Puede que fuera una reacción puramente racional ante esa frase tan convincente y que da la sensación de que gracias a la tele iba a poder, por fin, entender la complejidad de la vida. O quizás fuese por eso de ver dos nombres femeninos tan horribles (con todos mis respetos, pero va en gustos..) juntos. El caso es que toda mi atención se centró en las dos Jennys, especímenes propios de la generación de las Bratz y la ESO fusionados con la estética Playboy imperante. Y ahí estaban debatiendo los por qués, cargados de "verás, tía, es muy fuerte" (los mismos que usamos todos en pleno marujeo cafetil pero con la diferencia de que no nos pagan por ello) de las relaciones sentimentales poligámicas. Vamos, la discusión típica de "mira guapa, antes mi hombre estaba contigo pero ahora me quiere a mi por mucho que tu digas que se lo monta con otras", lo que viene siendo mear en el arbolito.

Y ocurrió. Una de las Jennys, consciente de su superioridad moral por aquello de ser en ese momento la que tenía prioridad sobre el macho (y todos sabemos que con la supervivencia de la especie no se juega) resumió, oh dios mio, en una sola frase toda la sabiduría, razonamiento, reflexión y filosofía humana.. o la echó por tierra, según se mire. Y fue así "mira jenny, tía, no creo que tu puedas dar lecciones de nada a nadie, sabes, ni opinar siquiera porque mira tu eres un poquito buscona ¿vale? que todos sabemos que te has tirado a todos los del programa ¿vale? que no engañas a nadie y eres una guarra así que no puedes dar tu opinión".

Ni parpadeando, oye, que allí no reaccionaba ni dios, que a todo el mundo esa frase le pareció estupenda de la vida. Nada, que nadie se digno a decir: oye mira, pues que tu hombre tampoco opine porque por lo visto su opinión también va a estar sesgada por aquello de haberse tirado a medio programa. Y a mi, que el femenismo me parece exactamente igual que todos los "ismos", me empezó a subir la sangre a la cabeza, reacción de supervivencia propia (imagino) esperando que mi sobrina, dulce ser humano aun en crecimiento, no anduviera por allí y copiase semejante sarta de gilipolleces. Y no por feminista, no, por coherencia, que eso de echarse piedras sobre el propio tejado parece que está muy de moda y luego nos quejamos de que si nos catalogan por putas o por estrechas. Porque oye, no se si me parece más triste ser tan joven y pensar así o decir en un medio de comunicación masiva que la opinión de una mujer está directamente relacionada con su vida sexual y si esta es activa no merece la pena tenerla en cuenta. Con un par.

Y luego leo en grupos o perfiles de facebook absurdos comentarios entorno a lo que es una tía activa sexualmente y todavía me sorprende. Si en esos programas que nadie ve pero que todo el mundo conoce se siguen transmitiendo ese tipo de mensajes sin que nadie diga esta boca es mía ¿qué esperamos?

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